Solo un día después de que Rosa María Mateo tomara posesión como administradora única de RTVE a finales de julio, la periodista decidió comenzar la urgente renovación de la radiotelevisión pública con una serie de ceses y nombramientos tras seis años marcados por la manipulación y la censura.
Es tan simple como echar un vistazo a la hemeroteca para encontrar cientos de ejemplos de la nauseabunda manipulación a la que se ha visto sometida la televisión de todos.
Y así nos hemos encontrado con informaciones omitidas, censuradas o tergiversadas, desigual valoración y tratamiento informativo a las noticias según eran favorables o desfavorables a las tesis del gobierno y el PP, o que de las informaciones 'sensibles' se han encargado los redactores de la llamada redacción paralela. Y eso por no hablar de cómo sus tertulias no han contado con la pluralidad requerida para una televisión pública.
Sin embargo, a pesar de ello y de que hace tan solo unos meses RTVE era condenada por la justicia a rectificar una información falsa, en los últimos días nos hemos encontrado con medios que se han aventurado a hablar de ‘purga’ en el sentido más negativo de la palabra a este reguero de ceses y nombramientos.
No, señores, no se equivoquen. Lo que está sucediendo en la radiotelevisión pública no es algo negativo. Purga fue cargarse en 2012 a Fran Llorente como director de informativos después de haber conseguido un prestigio sin precedentes gracias a la neutralidad y la independencia que mantuvo y que así acreditaron numerosos galardones de prestigio.
Purga fue apartarle de su cargo porque desde el PP sabían que no estaría dispuesto a convertirse en un vocero del régimen como sí lo harían primero Julio Somoano y después José Antonio Álvarez Gundín.
Purga fue cesar en menos de un año a todos los editores de los Telediarios a pesar de no haber sido nunca denunciados por manipulación y haber conseguido por su labor un Premio Ondas, el Premio Nacional de la Televisión o el premio internacional al mejor informativo en los TV News Awards.
Lo de ahora no es ninguna purga. Simplemente es evitar que unos pocos sigan manipulando los informativos a su antojo, que tertulianos chupópteros del dinero público cuyo único valor es servir de voz de sus amos se peleen por un cheque de El Corte Inglés en tertulias de Intereconomía o TRECE, que nunca más los españoles tengamos que avergonzarnos de nuestra televisión pública.
Y si no, pasen y lean.
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