La mejor de manera de luchar contra las fake news, uno de los grandes problemas del periodismo actual, son los datos. Algo de lo que es plenamente consciente Aimar Bretos, quién ha dado precisamente el salto a la televisión, de la mano de un formato en el que lo que sólo importan son los datos.
El periodista debuta este lunes a partir de las 22:30 horas en televisión poniéndose al frente de Tanto x ciento, el formato de reportajes de actualidad producido por Molinos de Papel en colaboración con DMAX que vuelve con importantes cambios.
Tenía un póster de Carles Francino en mi habitación en la carrera
El primero y más evidente es el fichaje de Bretos, que esta temporada compaginará su trabajo radiofónico en Cadena SER con su labor al frente del programa de DMAX. La segunda novedad es el especial protagonismo que tendrá el periodista donostiarra en cada una de las seis entregas, que doblan su duración a una hora cada una. Y es que, en estos nuevos episodios, Bretos no se limitará a mostrar las historias que se esconden tras las cifras, sino que pasará de las palabras a los hechos y vivirá en su propia piel cada una de las realidades que muestra a los espectadores.
Bretos se adentrará literalmente en las entrañas de nuestro país para saber qué ocurre bajo tierra, recorrerá miles de kilómetros con quienes viven y trabajan en la carretera y pondrá su vida en peligro para concienciar del riesgo de ser temerarios al volante. Además, ahondará en asuntos de rabiosa actualidad como la problemática de los pisos turísticos y los precios de los alquileres, se integrará en el pueblo romaní para ver cómo han cambiado los gitanos en España e investigará el boom del culto al cuerpo en nuestro país.
Esta es tu primera incursión en la televisión, ¿qué te hizo decir que sí?
Hay propuestas y propuestas y las hay que lo tienen todo bueno. Una marca como DMAX era fundamental para mi para saber que buscaban un programa periodístico, que íbamos a poder trabajar sin prisas, con calidad. Y luego el hecho de que la productora confiara casi a ciegas en mi. Todo surgió de forma muy natural.
Cuando estudiabas la carrera, ¿pensabas en la tele?
No. Siempre en la radio. Yo soy un friki de la radio desde muy pequeño. Yo con 15 años empecé en una radio de San Sebastián, luego en la carrera siempre he sido de la radio. Yo tenía un póster de Carles Francino en mi habitación en la carrera. Nunca me había planteado hacer televisión.
Pero si han llegado ofertas. ¿Cuándo llegó la primera?
Sí, pero de las cosas que no cuajan es mejor no hablar. La primera no fue hace mucho. Mi exposición ha aumentado mucho a raíz de sustituir a Pepa Bueno y ser su subdirector. Una oferta firme que me atrajera como esta, esta es la primera.
Mi exposición ha aumentado mucho a raíz de sustituir a Pepa Bueno en la SER
Quizá porque fuera otro tipo de género...
Sí, todo es poco concreto. Hasta que no entras en conversaciones firmes, todo no es muy concreto.
Pero tienes claro cómo quieres enfocar tu carrera...
Yo tengo claro que soy periodista y que quiero hacer el periodismo en el que creo en distintos medios. Soy un tío de radio, pero si se plantea esta posibilidad para compatibilizar, por qué voy a decir que no.
¿Qué te llevas de Tanto X Ciento?
En la radio trabajo con información sobre realidades, estadísticas, políticas... Sobre muchas cuestiones que por el hecho de estar en la redacción, no puedo siempre poner cara. En este caso, sí. Más que pisar la calle, no es sólo salir por salir. Es sumergirte en determinadas realidades concretas. Les pones cara a esas cifras de las que hablas.
El primer día fue un horror...
Tampoco un horror. Fue un primer día. Las primeras veces nunca son las mejores. Salimos a hacer una prueba con la cámara y nos lo pasamos bien. Disfrutamos muchos, pero cuando lo vi, me di cuenta que lo seguiríamos pasando bien, pero cambiando algunas cosas.
¿Qué ha sido lo peor que has pasado?
Grabando el primer programa me encontré con testimonios muy duros. Yo llevo toda la vida hablando de las cifras del tráfico, pero hablar con alguien que generó una de esas muertes cuando iba borracho. Un tipo que podía ser cómo tu o cómo yo que se cargó a un tío y que se ha destrozado la vida. Y a la vez también hablar con los padres de una víctima de tráfico, me marcó mucho.
Te hemos visto que te has alcoholizado para uno de los reportajes, ¿hasta donde estarías dispuesto a llegar?
En este caso, no me alcoholizo. Me tomo cuatro copas controlado por dos médicos en un circuito cerrado con un especialista que tiene el control del coche. No diría que me he alcoholizado para ver que se siente borracho, sino que con el control de los médicos he alcanzado ese límite. Pero no creo que sea característico del programa.
¿Tendrías límites?
No creo que sea por donde va el programa. Lo hicimos de forma controlada para yo vivir lo que acaba de escuchar. Pero no es un programa de inmersión.
Somos muy críticos, pero en España se hace un periodismo maravilloso
La mejor forma de luchar contra las fake news, ¿son los datos?
Sin duda. En todos los formatos periodísticos que se pueda contribuir con datos para crear una realidad más informada y que cada espectador u oyente pueda cribar lo que le llega, es estupendo. Y este formato contribuye a formar a los espectadores, empezando por mi. Yo he aprendido datos y realidades que no tenía ni idea.
¿Qué salud crees que tiene la prensa española?
Se hace un periodismo maravilloso. Somos muchas veces muy críticos porque va en nuestro carácter. Pero miro a mi alrededor y el periodismo que se hace en los medios que me rodean y en el que trabajo, se hace un periodismo muy bueno. Tiene unos estándares de exigencia, de realidad, de incontestabilidad, que nadie nos puede dar lecciones.
Cuando ves a compañeros que no son tan exigentes consigo mismo y que se lanzan a publicar cualquier cosa, ¿no te enfadas?
No creo que eso sea periodismo. No todo el mundo que escribe es periodista. O no todo el mundo que habla en la radio o televisión es periodista. Periodista es el que cumple los estándares del periodismo. Si alguien se sitúa fuera, ya no hacemos la misma cosa. Si tú haces agua mineral, pero en lugar de agua, metes un producto adulterado, ya no eres agua mineral. Es otra cosa.