Antes de nada, hay que señalar que Vivir sin permiso es una serie completamente efectiva. La nueva serie de Telecinco sigue los cánones de belleza de una serie de televisión que triunfa en España. Siguiendo muy bien los patrones marcados por El Príncipe, esta nueva nueva serie de televisión tiene una estructura perfecta hecha para contentar sin innovar.
Para entender todo esto sólo hay que ver la presentación de personajes que hace Vivir sin permiso. Una fiesta de cumpleaños sirve como motivo para reunir a todos los personajes principales de la serie. En apenas cinco minutos, el espectador sitúa a cada uno de los protagonistas en el árbol genealógico y al mismo tiempo compone en su cabeza la trama de la serie.
Vivir sin permiso no se anda con rodeos. Los primeros minutos de la ficción son frenéticos y atiza al espectador con una buena dosis de enganche de la que ya no podemos escapar. La ficción cuenta con unos personajes muy redondeados, con unas personalidades muy bien estructuradas. Y, para terminar de poner la guinda, tiene una trama familiar totalmente telenovelada que atrapa sin caer en la ñoñería.
Como fuerte principal de la serie está José Coronado. El actor ha sabido hacerse cada vez más fuerce delante de la cámara y en esta serie alcanza un estado sublime. Coronado sabe mezclar perfectamente la rudeza con la debilidad y el liderazgo con una enfermedad que, por primera vez, no puede controlar con sus propias manos.
El único problema de Vivir sin permiso es que llega algo tarde. En tiempos en los que la ficción avanza a pasos tan agigantados, que una cadena de televisión sólo estrene dos series nuevas al año hace que las novedades lleguen muy tarde. Y es que en estos dos últimos años el campo de la ficción española ha evolucionado tanto que Vivir sin permiso se ha quedado como una serie eficaz, perfecta en su ejecución, pero que no responde a las novedades exigidas.
A pesar de esto, Vivir sin permiso es una serie muy entretenida que no cae en tramas absurdas. Tal vez la duración de las series actuales se empieza a acusar mucho más ahora, tan acostumbrados al consumir como uno quiere. Y tal vez esta serie tiene que servir como lección a Telecinco para que empiece a recortar minutos de sus series. Eso habría hecho de Vivir sin permiso una serie colosal.
La ficción responde a los cánones de las series de hace décadas pero con todos los patrones mucho más modernizados. Se trata de una gran estirpe familiar, con miembros de todas las edades para contentar a todo tipo de públicos. Un organigrama muy parecido al de las series de los años 90. Sin embargo, llevados a 2018 para no caer en el absurdo. Y así es como Vivir sin permiso es una serie práctica sin caer en lo anticuado.