Desde que José Antonio Sánchez abandonara la presidencia de RTVE en junio tras años de manipulación y censura, la derecha ha iniciado una ofensiva contra la independencia editorial de la nueva etapa de la Corporación.
Algo de lo que su administradora única provisional, Rosa María Mateo, es consciente. De hecho, en sus dos comparecencias en el Congreso, ha reprochado a los dirigentes populares esta actitud y les ha pedido que dejen de lanzar su artillería contra RTVE.
"Creo en la independencia y no tolero que nadie me dé órdenes. No lo he tolerado desde que tenía 14 años. No lo voy a toleras ahora. El partido socialista no me ha dado ningún argumentario y no me ha llamado por teléfono. No soy podemita. No soy socialista. No soy nada. Soy una ciudadana que tiene unas creencias determinadas y, sobre todo, una ciudadana que cree en la libertad de los seres humanos", decía en su primera y aplaudida comparecencia.
Sin embargo, sólo un mes después de aquello, Mateo ha defraudado a aquellos quiénes creían que la periodista no se iba a dejar amedrentar por los conservadores e iba a pelear contra viento y marea por una nueva RTVE más plural, independiente y, sobre todo, arriesgada.
Y es que Mateo ha claudicado ante esa derecha más irracional y con una preocupante falta de comprensión de las nuevas narrativas y ha pedido perdón por un tuit en el que se elogiaba a la Princesa Leonor.
Como ya saben, la plataforma Playz subía este miércoles un montaje de vídeo en el que, en un primer momento, se ve a la Princesa Leonor leyendo la Constitución y, a continuación, una imagen del expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, tirando un micrófono al suelo.
Como bien explicaba la plataforma, el ‘mic drop’ es un gesto que en el lenguaje digital actual expresa que alguien acaba de tener una gran intervención. Sin embargo, medios de derechas y el PP no llegaron a entender este guiño monárquico y, en su lugar, criticaron que RTVE estaba ridiculizando a la Princesa. Ver para creer.
Un motor creativo
Después de años secuestrada, RTVE no puede someterse así a los deseos de unos pocos que siguen queriendo controlarla. Es enormemente peligroso entrar en su juego porque se terminará matando el verdadero espíritu de una televisión pública. Ese espíritu que le debe llevar a experimentar, crear, arriesgar, innovar. Una televisión pública que ofrezca esa oferta que no tiene hueco en lo privado. En definitiva, ser un motor creativo para la industria.
RTVE tiene que romper de un plumazo con su pasado más reciente, con Cárdenas, Morenos, Herreras y Frades, y empezar a fijarse en otras televisiones públicas europeas o incluso en el modelo alternativo con el que aterrizó #0 con contenidos arriesgados e innovadores. Más Ministerio del Tiempo o La otra mirada y menos Hora Punta.
Sólo así los españoles podrán volver a sentirse orgullosos de su televisión pública. La televisión de todos y no de unos pocos.