Fama ha echado… ¡a bailar! La segunda edición del programa de #0 producido por Zeppelin ha comenzado ya sus castings con objetivo de encontrar a los mejores bailarines que tomen el testigo de Wondy, ganadora de la anterior edición.
Tras Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla los próximos castings serán el jueves 27 en Bilbao, y el jueves 3 en Tenerife. Pero, ¿en qué se fijan los profesores y la directora de casting? ¿cuánto pesan sus historias personales?
Está más que demostrado que Fama es un programa en el que se valora el talento
“Aprendimos del año pasado que hubo gente muy buena, pero que de repente hubo también satisfacción en la evolución y el aprendizaje. Siempre partiendo de una calidad mínima, pero este año también está muy presente el tema de la evolución”, explica Iker Karrera, director de la escuela.
“Tenemos tan claro que los chicos que tuvimos el año pasado fueron tan maravillosos, que demostraron la esencia de Fama: el trabajo, las ganas y el talento, que vamos a seguir buscando eso. Y la evolución, gente que quizá no sea mega top, pero que evoluciona y aprende”, añade la directora de casting, Marta Moure.
En ningún caso, no obstante, tendrán peso las historias personales. “Está más que demostrado que Fama es un programa en el que se valora el talento. Y luego cada uno tiene su historia y su experiencia de vida. Pero no es determinante. Eso sí, tampoco excluyente”.
“A veces te bailan y ves su historia personal. Es bonito y emocionalmente te llega más”, comenta por su parte la profesora Sandra Egido.
Un duro proceso
No obstante, para poder valorar esa parte más personal, los jóvenes que se han presentado tendrán que haber pasado una primera prueba en la que habrán tenido que bailar junto a otros ocho o nueve aspirantes. Ahí también se valora cómo se desenvuelven con compañeros.
“Sí, valoramos mucho si se pican o hacen parejas porque son situaciones que tienes que resolver y les colocas en situaciones más arriesgadas para desenvolverse, ver qué sacan... Lo hacemos para ver qué llevan dentro”, explica Karrera.
Tras esto, los aspirantes pasan a una fase individual en la que tienen que bailar un minuto de una canción que ellos hayan elegido. “La fase individual dice mucho de ellos: el estilo, cómo interpretan... Hablamos poco con ellos, pero lo suficiente para tener un feedback. Y luego tenemos un equipo de redacción que están hablando con ellos a lo largo de todo el día. Somos un equipo”, comenta Moure.
“Vemos cómo son, sus ganas, su energía... Sólo cuando una persona se planta antes de que suene la música, ya les vemos y te llama la atención. La posición, la postura, el estilo, la ropa... Y cuando hablan, rematan”, añade Carla Cervantes.
De entre todos estos cástings, sólo 50 podrán acceder a la fase final que se celebrará en Ávila. Allí se elegirán a quince y la audiencia decidirá quién es el décimosexto participante de esta edición.
"Fama ha confirmado que se puede hacer algo de calidad en televisión. Y que eso funciona. Y que muchas veces tratamos de estúpidos a los espectadores y se ve que son muy listos. Obviamente se puede mejorar y afinar ciertas cosas. Sí que me ha dejado claro que, después de años de espera como profesional del baile y rechazando ciertos programas, que ha merecido la pena esta espera. Para el sector de los bailarines siempre estamos de garras cuando hacen algo en televisión y esta vez ha sido positivo", finaliza Karrera.