Con la muerte de Lolo Rico, todos los niños que nos levantábamos los fines de semana con ganas de ver La Bola de Cristal nos hemos quedado un tanto huérfanos. Y es que aunque hubiese trabajado en otros formatos como La cometa blanca, Lolo siempre estará unida al programa que convirtió a Alaska en una musa infantil y a la Bruja Avería en un icono de la cultura pop.

La bola de Cristal se emitió entre 1984 y 1988 con un gran éxito. Aquel programa popularizó a sus Electroduendes, unos títeres que representaban la trastienda televisiva con nombres como Maese Sonoro, Maese Cámara, la Bruja Truca, el Hada Vídeo y la Bruja Avería, la villana del programa y que representaba esos momentos en los que algo falla en un programa.

Aquella bola de cristal primigenia tenía como capitanes del barco a Isabel Bauza y Gerardo Amechazurra, pero el programa fue evolucionando hasta ser lo que muchos recuerdan de él. Un contenedor donde casi todo tenía cabida: una sección para los más pequeños con títeres, los citados Electroduendes; una para los jóvenes, con Alaska hablando de literatura con Miguel Ángel Valero (Piraña en Verano Azul) o con Pedro Reyes y Pablo Carbonell según la época; el humor absurdo de The Traka, con una jovencísima Anabel Alonso; o esos videoclips exclusivos y de muy bajo coste como el ‘No es serio este cementerio‘ de Mecano grabado en un cementerio de animales.

Secciones poco frecuentes

Algo muy llamativo de La Bola de Cristal es que tenía secciones raras, difíciles de masticar, con carencias incluso. La sección del ‘Librovisor’ de Alaska con el detective ‘Mantequilla’ (Valero) es difícil de ver a día de hoy, en parte por la mala dicción del Piraña y en parte por la sobreactuación de Alaska. ‘La cuarta parte’ de la que se encargaba Javier Gurruchaga era tan transgresora que era a veces difícil de entender hasta para el público más erudito, y algo similar sucede con el humor absurdo de Pedro y Pablo, que no sabías exactamente qué te querían contar cuando se gritaban de un lado a otro del plató.

O aquellas entrevistas del patito, en las que Lolo Rico, la directora y guionista del programa, charlaba con personalidades respetables mientras portaba un pato debajo del brazo y formulaba preguntas imposibles, como cuando a Agatha Ruiz de la Prada le interrogó diciendo “¿cuando la humanidad sea palmípeda y todos hagamos cua cua y el vestido sustituya a la inteligencia y la moda al pensamiento y el look a la sensibilidad, cómo será? Explícaselo al patito“.

El programa que te invitaba literalmente a apagar la tele

Sin embargo, hay otros matices que hacen que La bola de Cristal sea recordadada, ya que se trataba al público infantil y juvenil de un modo diferente y que no se volvió a dar en la pequeña pantalla. Desde aquellas consignas que decían lo de “viva el mal, viva el capital”, o aquello “si no quieres ser como ellos, lee”, mostrando en imagen animales de ganado, hasta unos pequeños documentales intentando acercar el cine clásico y de calidad a los espectadores para que conociesen las figuras más importantes del mismo.

De hecho, el programa invitaba a los críos a apagar la televisión. “Tienes quince segundos para imaginar, si no se te ha ocurrido nada, a lo mejor deberías ver menos la tele”. ¿Qué espacio tendría narices de hacer algo así a día de hoy? Sencillamente, ninguno. Quizá por eso todavía se recuerde a La Bola de Cristal con semejante cariño, el mismo que no lograron retener a lo largo de los años, por ejemplo, su precedesor, el Cajón Desastre.