Cuando nació, Cuatro fue un soplo de aire en la televisión en España, una nueva forma de hacer audiovisuales, con programas con esencia propia. Frescos, divertidos, con ganas de innovar y entretener, experimentando del modo que una gran cadena consolidada no se podía permitir.
Algunos tenían buen fondo como mala forma, como aquel Rompecorazones de Deborah Ombres, que era un concurso que giraba alrededor del mundo rosa (¿por qué Telecinco no lo rescata con una nueva dinámica?). Otros, como Noche Hache, nos alegraron las noches y nos demostraron que el late night no era asunto exclusivo de hombres como Buenafuente o Sardá. Y luego está Cuarto Milenio, el gran superviviente de aquella primigenia cadena roja, de la que por no quedar no queda ni su telediario Noticias Cuatro.
La nave catódica del misterio que capitanea Íker Jiménez y que tiene de segunda oficial a Carmen Porter continuaba la estela de otros programas que trataron tiempo atrás temas de misterio en su más amplia definición. Desde avistamientos ovnis a enigmas marianos, pasando por crímenes sin resolver, o historias de fantasmas, psicofonías y el más allá.
Un formato tan bueno que no tiene que reinventarse
Como le ocurre a Saber y ganar, Cuarto Milenio parece que no envejece, está en la misma buena forma que el primer día, y su evolución en sus secciones es tan paulatina que nunca ha necesitado una reestructuración de arriba abajo. No le hace falta. Íker ama su programa, sus contenidos, y lo transmite. Si Cuarto Milenio lo hubiese capitaneado un presentador de moda, o algún veterano con prestigio, la fórmula no habría salido igual de perfecta.
Porque Jiménez, Porter y su extensa red de colaboradores nos invitan a pensar programa a programa que hay una realidad que no conocemos, que se nos escapa. Ya sea en este mundo, con casos como el asesinato de Kennedy, del que periódicamente aportan nuevos datos, como en el otro, lo que nos espera más allá de la muerte. No intentan convencer, nunca, pero sí dejarte reflexionando.
Es más, en Cuarto Milenio la fe y la ciencia se dan la mano, y lo mismo hay un científico que un religioso aportando datos sobre el caso que haya que tratar, y la misma autoridad se le da a uno que otro; luego ya cada cual, al apagar la tele, que se quede con lo que más le apetezca.
La España del misterio
Y ahora que Netflix nos ofrece su programa Dark Turist sobre lugares turísticos con fama de oscuros, con Cuarto Milenio recorrimos España a través de fenómenos extraños enclaves conocidos en ese sentido como Bélmez de la Moraleda o el Palacio de Linares, pero también otros menos populares como el Palacio de Sisla en Toledo.
Una forma de conocer la otra España que tenemos, la del misterio, la que tiene enigmáticos crucifijos plagados de leyenda, la que tiene colinas en las que se aseguran haber visto ovnis, y que sería maravillosa de conocer en un spin off del programa como hace David Farrier en la plataforma de streaming, en la que Íker nos hiciese de guía.
Un programa que también funciona como podcast
Cuarto Milenio nació como hermano televisivo de Milenio 3, de la Cadena Ser, pero pronto adquirió su propia esencia y lenguaje. No obstante, Íker es un animal radiofónico, y prueba de ello es que Cuatro Milenio también funciona a la perfección como podcast.
En la plataforma Ivoox, Radioset sube los programas de solo en audio, y aunque a veces nos falta esa fotografía que debería estar apareciendo en pantalla, el poder hipnótico que tienen los temas que tratan y cómo los tratan cautivan de lo lindo a la audiencia, sin importar que falte la imagen. Y prueba de ello es que cada pieza que suben al canal alcanza rápidamente los miles de reproducciones.
Siempre decimos que cada medio tiene su propio lenguaje y sus propias características, y que la radio no es televisión y viceversa; aunque quizá con Milenio podríamos hacer una excepción y disfrutarlo de las dos maneras.