Después de brindarnos algunos de los reencuentros más esperados, la revelación del grande secreto que cambiará por completo la serie o la primera toma de contacto de Jon Nieve con los dragones de Daenerys, Juego de tronos ha regresado este domingo con un segundo capítulo de lo más feminista.
Bajo el título de El caballero de los Siete Reinos, la ficción de HBO ha seguido encajando las piezas del puzzle de cara a la gran guerra dándole todo el protagonismo a sus personajes femeninos. De ahí, de hecho, el nombre del capítulo.
Brienne de Tharth consigue su sueño de ser investida Caballero
Desde pequeña, Brienne de Thart siempre ha soñado con ser caballero de los Siete Reinos. Sin embargo, “la puta tradición” por ser mujer, como bien la define Tormund, se lo había impedido. “De ser caballero os armaría caballero diez veces”, le dice su ‘enamorado’.
Es ahí cuando Jaime Lannister se da cuenta de la enorme desigualdad que existe entre hombres y mujeres, y decide tomar cartas en el asunto recordando que no se necesita ser un rey para nombrar un caballero, sino que cualquier caballero puede nombrar a otro.
Así que inmediatamente saca su espada y le pide a Lady Brienne que se arrodille ante él, pasando a ser desde ese preciso momento y, ante los aplausos de Tormund y Tyrion, Sir Brienne de Tharth.
Arya es la que manda
No ha sido el único momento de empoderamiento femenino. También Lyanna Mormont, la joven heredera de la Isla del Oso, le ha dejado claro a su primo Jorah Mormont que, fiel al lema de su casa de ‘Aquí aguantamos’, ella peleará como una más en la guerra que está por llegar. “No me ocultaré bajo tierra. Hice voto de luchar por el Norte y voy a luchar”, el espeta.
Por su parte, Arya Stark ha tomado la iniciativa con Gendry y ser ella la que decide cuándo perder su virginidad antes de que los muertos lleguen y sea demasiado tarde. “No soy la mujer roja. ¡Quítate los putos pantalones!”, le ha dicho a su amante haciendo ver quién es la que manda.
Pero, para reveladora, la reunión entre Daenarys y Sansa Stark, que después de un primer contacto bastante gélido, han limado asperezas dejando claro un mensaje: que las dos han tenido que luchar contra los hombres para llegar donde están. "Ambas sabemos lo que es regir sobre gente poco inclinada a aceptar el mando de una mujer. Y ambas lo hemos hecho de un modo magnífico".