En Andalucía, cada ciudad, cada región, tiene su propio acento. Un acento que a veces está mal visto en televisión, y hemos visto cómo muchos presentadores le dan más libertad al mismo (o se cortan más) dependiendo de si están en la televisión autonómica del sur, o en la nacional.

Este lunes, Mediaset estrenaba Brigada Costa del Sol, ambientada en los años 70 en Málaga, con el gaditano Jesús Castro, el madrileño Hugo Silva, los barceloneses Miki Esparbé y Álvaro Cervantes encarnando a unos andaluces de pura cepa. Y fue horrible.

¿Los personajes eran malagueños, sevillanos, gaditanos...?

Era difícil saber qué decían en muchas ocasiones, por más que uno tuviese el oído fino y la televisión a un volumen decente. Y eso que el que aquí lo escribe es vecino de toda la vida de Málaga capital. Eso no era malagueño, ni casi andaluz; era un pastiche en los que se mezclan los ceceos y los seseos, en los que algunas consonantes bailan, en el que los actores muestran incomodidad. Y que se supone que es acento malagueño por contexto, porque si no, sería difícil saber si interpretan a un sevillano, a un gaditano o de dónde.

Me pasé por Twitter, y vi que no era el único que opinaba así. Había gente que pedía que la serie se subtitulase. Que los personajes no fuesen andaluces, sino de otros puntos de España destinados a la Costa y que así hablasen de un modo más neutro. O directamente, que siguiesen el efecto de Fariña, que cogió a actores gallegos para una historia ambientada en Galicia.

En el prime time se puede hablar con deje andaluz sin problemas, y la prueba la tenemos en Allí Abajo, que ya es de las ficciones nacionales más logevas. Lo que ocurre es que allí quien da vida a andaluz realmente se crió en el sur de España; no son actores de fuera a los que ponen a cecear porque sí.

El efecto conseguido es como pintar de negro a un actor blanco

Y conste. Que el acento andaluz se puede imitar, y con mucho talento. ¿Recuerdan a la Juani de Médico de familia, la chacha andaluza de la familia Martín, que nos contaba su vida en Cádiz? Pues la actriz que la interpretaba, Luisa Martín, era madrileña. Y nadie se quejaba, y hasta nos engañaba un poco, porque todos dábamos por hecho que era gaditana de pura cepa. Pero lo que vimos ayer fue más parecido a pintar de negro a un blanco para que haga de Baltasar en la cabalgata, o a eso de ponerle una peluca a un actor masculino para que haga de una mujer transexual. Algo incómodo e innecesario.