The Big Bang Theory se acerca a su final, pues el último de sus episodios llegará a las pantallas el 16 de mayo. Una última aventura de Sheldon y compañía que se nos está vendiendo como algo discreto y de final abierto. Por su naturaleza, la serie podría terminar de cualquier manera, en la Tierra o en el espacio, en un laboratorio, la tienda de cómics o en casa. ¡A saber!
La fácil habría sido ver a todos despidiéndose todos unos de otros para siempre, con proyectos que les hagan trasladarse de ciudad, felices, con un futuro prometedor, invitando al espectador a que suelte de la mano a los personajes a los que han visto caminar durante muchos años. Pero esperemos que aunque su broche sea abierto esto no quiera decir que se convierta en simplón.
Asumir que han pasado los años
Tenemos que asumir que la serie lleva doce años en danza, que sus personajes han evolucionado, han envejecido, y que no podemos seguir viéndolos con el mismo punto de vista que el primer día. Tienen que dar un paso adelante, que con más de 40 años a sus espaldas no pueden quedarse encerrados en una vida de compañeros de piso para siempre.
A veces los productores se niegan a reconocer los cambios biológicos básicos de los actores que protagonizan las series, llegando a vivirse momentos que rozan el ridículo como cuando a Jon Cryer en Dos hombres y medio le pintaban la cabeza para ocultar su calvicie, para que parezca eternamente joven aunque su hijo ya tenga edad para emanciparse.
En ese sentido, merece la pena rescatar las declaraciones de Will Smith sobre un posible regreso del Príncipe de Bel Air, y cómo no se veía diciendo diálogos del tipo "Voy a cumplir 50 años. Vamos, tía Viv, tengo 50 años. ¿No puedo salir solo?".
Las apuestas de los actores
Entre los actores bromean sobre cuál sería el final perfecto. “No sé me ocurre otra cosa que arreglar el maldito ascensor”, apunta Jim Parsons (Sheldon) como posible “gran final”. Johnny Galecki (Leonard) sube la apuesta. “El ascensor se arregla, al menos por un minuto, y luego todos nos quedamos atrapados en él”.
Mark Cendrowski, director de la ficción, apuntaba que en el final de The Bing Bang Theory “Los personajes darán la idea de que sus vidas continúan. No va a ser una bomba atómica donde las cosas exploten y uno nunca vuelve a ver a nadie”.
¡Que no termine como ‘Cosas de casa’!
En Estados Unidos, las grandes comedias de situación nunca se han caracterizado por los finales épicos, y lo más recurrente era una mudanza (El príncipe de Bel Air, Friends), y esperemos que aquí no pase eso porque estaría demasiado manido. O que no nos hagan un Aquí no hay quien viva, echando el edificio abajo.
Tampoco esperamos explosiones ni muertes; no es necesario, no sé, ver a Howard (Simon Helberg) en el espacio, con un meteorito chocando contra su nave, pero sobreponiéndose a los problemas pensando en el amor hacia Bernadette Rostenkowski.
En primer lugar, porque sería un argumento de lo más basura, y segundo, porque sería un calco de lo que ocurrió en Cosas de casa, cambiando el nombre de Howard por Urkel y el de Bernardette por Laura Winslow. Y mira, no.