'Al Rocío', el docureality que Isabel Pantoja protagonizó en Antena 3 antes de ‘Supervivientes’

'Al Rocío', el docureality que Isabel Pantoja protagonizó en Antena 3 antes de ‘Supervivientes’

Televisión

'Al Rocío', el docureality que Isabel Pantoja protagonizó en Antena 3 antes de ‘Supervivientes’

Se emitió en Antena 3 en 1994, y fue criticado por mostrar más juerga que sentimiento religioso

7 junio, 2019 15:36

No hay duda que Isabel Pantoja es la gran concursante de la actual edición de Supervivientes. Tras años de guerra con Telecinco, la tonadillera accedía a participar en el reality, y habría firmado un contrato que también la vincularía como juez en un talent (posiblemente Idols Kids) y la llevaría a protagonizar una entrevista en profundidad, o un docurreality en la línea de Las Campos.

No obstante, ni Supervivientes ni ese posible proyecto futuro han sido el primer acercamiento de Isabel Pantoja al formato de la telerrealidad. Y es que, coincidiendo con los festejos del Rocío, merece la pena recordar cómo en los 90 protagonizó en Antena 3 Al Rocío, una producción a medio camino entre realidad y ficción que nos presentaba cómo la de ‘Marinero de luces’ hacía el camino hacia la famosa aldea onubense para presentar su fervor a la Virgen, y cómo se llegaba a enamorar durante el mismo.

‘Al Rocío’, una idea original de Isabel Pantoja

Al Rocío, con Isabel Pantoja se estrenó el 27 de mayo de 1994, un programa especial que Antena 3 hizo en honor a la famosa romería. A las once de la noche arrancaba su emisión, bajo una idea de la propia Isabel Pantoja y con dirección de Víctor Serrano.

La cámara recogía cómo Isabel Pantoja era una peregrina más de la hermandad de Triana, y hacía el camino desde Sevilla hasta la ermita de las marismas de Guadalquivir, a través de Raya Real y con última parada en el cruce del río Quema.

Se anunció como un musical en el que se vivía una historia de amor 

La excusa era cantar buena parte de su repertorio más rociero: Promesas del camino’, ‘Juncal y romero’, ‘Río de quema’, ‘La marisma es como un sueño’, ‘Caballo de rejoneo’ o la ‘Salve Rociera’, la cual cantaba a solas en la ermita ante la Virgen del Rocío.

Además, en el camino coincidiría con otros compañeros y amigos como Los del Río, Albahaca, el coro rociero de Triana, Aurora Vargas y José Manuel Soto. Y por allí también estaba un bailarín joven que más tarde saltaría a los medios: Ernesto Neyra, que acabaría casándose con la primera mujer del difunto marido de Isabel.

No obstante, el proyecto tenía un punto de ficción y salseo, ya que Isabel, que hacía de sí misma y no de un personaje como en sus películas, vivía un romance galán latino Osvaldo Ríos, popular entonces por la telenovela Kassandra. “El argumento de este musical es una historia de amor que marca las distintas estapas del camino” rezaba como descripción del argumento en las parrillas de televisión del día.

Años después, se confirmó que entre ellos hubo una relación real que traspasó la ficción. “Me dijo que era el primero al que abría las puertas de Cantora tras la muerte de Paquirri”, confesaría Osvaldo.

El programa fue repuesto en años posteriores

El invento funcionó: se convirtió en una de las 40 emisiones más vistas del mes, lo que permitió a Antena 3 en años posteriores hacer redifusiones cuando llegaba el Rocío. Así, por ejemplo, en 1996 se programó para la tarde del 25 de mayo de 1996, y esa misma noche, la Pantoja cantaría en Noche de coplas, un especial presentador por Irma Soriano en el que también cantaban los Romeros de la Puebla o Ecos del Rocío.

“Una tremenda juerga flamenca”

En el diario ABC de Sevilla del lunes 30, José María Aguilar hizo una crítica muy dura del programa bajo el título de “‘Al Rocío’, ¿qué Rocío?”, en el que afirmaba que lo que se emitió allí no correspondía al fervor religioso que se vive en la romería, y que la imagen que se dio es la de una “tremenda juerga flamenca de principio a fin” y que a lo sumo, se remataba la misma con un “viva la Virgen del Rocio”.

Sobre el papel de Isabel, señaló que “la protagonista se entrega, con la complicidad de las sombras de la noche, al amor entre las carretas y los pinos del camino”, pero que aquello no era el Rocío de verdad, pues echaba de menos las misas de romeros, las presentaciones de las hermandades ante el santuario.