Desde hace unos días la serie Jinn está disponible en el catálogo de Netflix, una ficción original de la plataforma en clave de drama sobrenatural sobre genios mágicos en la antigua ciudad de Petra; allí, un grupo de jóvenes debe evitar que Jinn destruya el mundo.
El espectáculo está rodado en Jordania y tiene cinco episodios y ya ha levantado ampollas en aquel país. Tanto es así, que hay un fiscal que que solicita a la unidad de delitos informáticos del Ministerio del Interior que tomara “las medidas necesarias para detener la transmisión”, alegando que contiene “escenas inmorales”, según adelanta DeadLine.
En concreto, la polémica ha surgido por el tipo de lenguaje de la serie, y sobre todo, porque hay dos escenas (separadas entre sí) en las que la actriz Salma Milhis besa a dos chicos diferentes, lo cual puede considerarse impactante en el país conservador.
La Comisión de Medios de Jordania además ha protestado por no tener el control sobre la serie, ya que solo puede intervenir como censora a los contenidos que se transmitan por televisión, así como las representaciones de teatrales, quedando fuera de su marco de actuación los servicios de transmisión.