La casa de Gran Hermano vuelve a contar con un vidente entre sus filas, tras las participaciones de Rappel y Aramís Fuster. Y es que en GH VIP 7 veremos convivir en Guadalix de la Sierra al Maestro Joao. Con un perfil polifacético ya que también ha ejercido en el pasado como peluquero, camarero y artista a través de espectáculos de transformismo, Joao Joaquín se dedica profesionalmente a la videncia.
Colaborador de Cazamariposas y con su propio canal en YouTube, Joao despuntó al participar en Supervivientes 2018. Se quedó a las puertas de la final, y sus mejores momentos los dejó gracias a su don de leer el futuro según al forma del culo. A su salida, explicó en el Deluxe que en Supervivientes por fin pudo ser él mismo ante las cámaras. Así, admitió que cuando ejerce de adivino casi ejerce un personaje para dar credibilidad a su discurso.
En aquella ocasión explicó cómo “empecé trabajando con trece años en una cafetería, en la que me pagaban muy poquito y por las noches empecé a trabajar en el show, con quince o dieciséis años. Por las noches era Rocío Jurado y por la mañana era Joaquín” explicó el vidente, que situó aquella época “en la Movida madrileña. Lo hice bastantes años y la verdad, con bastante éxito”. Una etapa de su vida en la que vivió mucho la noche, en la que experimentó con drogas y en la que consumía mucho alcohol. “He bebido que era Massiel en la boda de la Jurado”, confesaba, si bien admite que nunca tuvo problemas de adicciones.
De su vida sentimentla destaca una relación que tuvo con un joven llamado Luismi, y más tarde, se le relacionó con Pol Badía, el luchador de Gran Hermano, romance que fue muy cuestionado y señalado como montaje. Además, alguna vez ha relatado cómo años atrás se enamoró de una persona enferma de sida cuando esta enfermedad era sinónimo de muerte, y cómo su amado falleció a consecuencia del virus.