Belén Cuesta se ha convertido en uno de los reclamos más importantes de Buscando el norte gracias a la pizpireta y positiva Carol. Durante la visita al rodaje de la serie en Berlín, en Bluper pudimos hablar con la actriz sobre lo que ha supuesto esta experiencia, sobre su carrera y su llegada a Madrid para abrirse camino en el mundo del cine y la televisión.

¿Cómo está siendo la experiencia en Berlín?

Está siendo increíble. Trabajar ya es bueno y hacerlo fuera es un plus. Tenemos un equipo increíble, que luego se ve en la serie. Somos una pequeña familia y eso ayuda al resultado. Y estar en una ciudad como Berlín y en lugares emblemáticos es una suerte. Lo único malo es el frío.

Buscando el norte juega un poco con los choques culturales , ¿va a jugar a reírse de uno mismo?

Sí. Es un humor de reírnos de nosotros mismos, de no saber el idioma, de llegar a un sitio que no conoces. La serie es de valientes porque irte y dejar tu familia hay que ser valiente, pero también son muy losers. La comicidad estará ahí en los enredos. Pero no sólo porque hay tramas que da igual que fuera Berlín.

¿Se van a sentir identificados los españoles que están fuera? ¿Se les caerá alguna lágrima?

Creo que sí y también la gente que está en España y tienen familiares fuera. En algún momento habrá alguna lagrimita, pero no demasiado. Hay muchos tipos de emigrantes en la serie, desde los jóvenes que se van a la aventura, a los que dejan a sus hijos pequeños, que aunque se hace comedia, es doloroso. Hay emigrantes que están donde quieren estar y gente que no. No es una serie sólo de chistes.

Tu personaje es lesbiana. ¿Vamos a ver el ambiente gay de Berlín a través de Carol?

Va a ser más del día, pero porque no es fácil de rodar. Me gustaría porque Berlín es característica por la fiesta. Creo que tienen algo pensado por ahí. Ella se enamora y cada alemana que pasa le echa el ojo.

Tú también abandonaste tu ciudad por Madrid para hacer carrera. ¿Cómo fue la experiencia?

Nací en Sevilla, pero siempre he vivido en Málaga. Cuando terminas la carrera te vas ilusionado y a medida que pasan los años y vuelves en navidades o fechas así te da aún más pena irte de nuevo porque ves a la familia que se hace mayor... Pero no tiene nada que ver irte a Madrid que irte a Berlín.

¿Fue complicado para ti?

Estar fuera es duro. Y eso que pasa de no contarle a tu madre que estás malo o triste por no preocupar a tu madre. Al principio me sentía un poco sola, pero es verdad que enseguida encontré muchos amigos y no fue tan complicado.

¿Tienes familiares o amigos viviendo fuera en los que te basaste para crear el personaje?

Yo tengo primos en Nueva York, tuve una pareja que era de fuera y también tenía a su familia lejos... Es muy común. Todos hemos vivido las mismas cosas de una forma u otra. Por ejemplo, estar un familiar en el hospital y enterarte cinco días después. Es duro. Por eso digo que los personajes son valientes.

¿Tú te has planteado fuera a trabajar si te hiciera falta?

Siempre me lo he planteado. En esta profesión no hay estabilidad y sí que me he ido a Nueva York a estudiar unos meses. Igual no tanto como un año, porque he tenido que volver, pero no me importaría irme, pero siempre sabiendo que voy a volver.

Tienes esta serie y tienes además tres películas: El pregón, Tenemos que hablar y Kiki, el amor se hace…

¡A ver qué tal van! Tienen muy buena pinta todas. Se estrenan una detrás de otra…

¿Cómo te toas las críticas y los fracasos? Hace poco, por ejemplo, Aquí paz y después gloria fracasó...

Es trabajo y no todo va a ser un éxito. Creo que uno mismo, cuando está en un proyecto, ya ve lo que casi seguro va a pasar. Claro que da pena porque hay gente trabajando, pero al final hay que relativizar todo. Ya saldrá otra cosa.