El pasado miércoles, MasterChef Celebrity encendía sus fogones con la actriz Elena Furiase como una de las participantes. Algo que sorprende mucho ya que es la primera vez que vemos a un miembro del clan Flores participar en un talent show o un reality, pues hasta ahora se habían mantenido completamente al margen.
Por supuesto, MasterChef no te expone como Gran Hermano o Supervivientes, y quizá por ello Elena ha aceptado la propuesta. Y es que MasterChef no es un programa fácil como ya se ha demostrado: se saca a actores, cantantes o deportistas de su zona de confort, y por acostumbrados que estén a la competición, nunca se han enfrentado a nada parecido. Se sufren nervios y roces, se llega a llorar desconsoladamente, se echa de menos a la familia.
Una familia poco dada a la competición
Los hijos y nietos de Lola Flores y El Pescaílla, a pesar de tener el arte en sus venas, no son muy dados a la competición televisiva, la verdad. De hecho, esa fue la razón por la que Lolita rechazó ir a famosos festivales de música. “Dije no a Eurovisión porque nunca me han gustado los concursos ni la competición. Volví a decir lo mismo cuando me propusieron participar en la OTI años después. No me gusta la idea de someterme a la valoración de un señor que está sentado en un jurado que dice usted es buena y usted es mala. Usted gana y usted no gana” explicaba hace diez años en La Noria.
A Lolita y a Rosario sí las hemos visto en televisión como actrices, o como juezas y coaches de talents como Tu cara me suena o La Voz. Los Flores se nos dibujan como personas trabajadoras, que no van por el camino rápido hacia la fama. Que prefieren llegar tarde y permanecer, que subir rápido y caer.
Alba Flores, la hija de Antonio Flores, no ha alcanzado una gran popularidad hasta cerca de los 30, con el papel secundario (e imprescindible) de Saray en Vis a vis, y luego revalidó su buen hacer en La casa de papel. Hasta llegar ahí, Alba estuvo curtida en obras de teatro, papeles menores en cine, y mucha formación para sacar lo mejor de sí misma. ¿La recompensa de todo esto? Tener tres premios de la Unión de Actores, un Ondas, un Iris, dos Feroz, entre otros.
Guillermo Furiase, el hijo de Lolita y hermano de Elena, también se dedica al espectáculo, pero con discreción. Canta, toca, compone, sin necesidad de dar la nota con peleas por televisión. “Se parece mucho en personalidad a mi hermano. Es muy músico como él, está todo el día componiendo. Escribe muy bien y algún día puede darnos una sorpresa”, decía sobre él Rosario en el programa Lazos de sangre.
Carlos Orellana y Guillermo Furiase sí fueron a un reality
Para hacer justicia, hay que decir que dos personas del clan Flores fueron a dos realities: Guillermo Furiase, exmarido de Lolita, fue a Supervivientes cuando se llamaba La selva de los famosos en Antena 3, y Carlos Orellana, expareja de Rosario y padre de su hija Lola, fue a Gran Hermano VIP. Pero pasaron con discreción, sin llamar la atención, sin tener que contar trapos sucios de la familia.
Como curiosidad, Furiase quiso abandonar nada más empezar su aventura, y estando nominado recibió la llamada de una jovencísima Elena Furiase, que le daba ánimos y le decía que tenía que aguantar y seguir en el concurso.
Él se negaba a darle la razón, y ella insistía en insuflarle ánimos. Al final, Guillermo llegó a decir algo así como que era tan terca como su madre, entre risas. La audiencia le concedió el deseo, y fue el primer expulsado.
El caso opuesto a los Pantoja
El clan Flores ha demostrado que te puedes dedicar al mundo del espectáculo perteneciendo a una gran familia, siempre que te tomes tu oficio con seriedad y profesionalidad. El caso opuesto a la descendencia de las otras dos grandes folclóricas de este país: los Pantoja y los Jurado.
A los Pantoja los hemos visto en Supervivientes, en Gran Hermano VIP, en GH DÚO, a la madre, a la hija, al hijo, a la ex, al ex, a la niñera, a la ex del ex.
A Kiko Rivera y a Isa Pantoja (ahora Isa P.) les gusta el dinero fácil, y se reinventan como haga falta con tal de no trabajar sudando la gota gorda. Como actor de monólogos y cine, DJ, cantantes, influencers, concursante de realities, colaboradores, ambos hacen de prácticamente todo, pero con mediocridad.
Si a Alba Flores le llueven los premios, a Kiko le llueven las críticas por no acudir a sus conciertos. Son dos personas que podrían haber hecho lo que le ha dado la gana. En su casa nunca faltó el dinero (hasta el momento cárcel, claro) y podrían haber recibido la mejor formación en el ámbito que hubiese querido, artístico y no artístico. ¿Que querían ser cantantes? Habría podido disfrutar de los mejores maestros, con Isabel Pantoja a la cabeza. Y así con cualquier otro oficio. Pero ahora nos quieren hacer pensar que esto no es así. Que son currantes, que son cantantes.
Además, resulta hilarante cuando Kiko se queja lo duro que es el ir a pinchar o a cantar, como si él no tuviese todas las facilidades. Difícil es ser cantante de una orquesta que se recorre España a diario en un autobús, no ir a un pueblo a cantar ‘Así soy yo’ si es que no se cancela el bolo en el último minuto.
Y qué decir del primer single de Isa P (que no se pone Pantoja para que no pese el apellido). Lo de 'Ahora estoy mejor' es de vergüenza. Tiene más de un millón y medio de reproducciones en YouTube, pero hay tantos dislike que ni se muestran.
¿Qué futuro nos depara el clan Jurado?
También se puede decir un poco lo mismo del clan Jurado. Rocío Carrasco es conocida por su vida personal más que por la profesional, a pesar de haber trabajado como presentadora. Su debut fue en Cita con Apeles, aquel programa esperpéntico de Telecinco también en el que compartía protagonismo con el padre Apeles, una especie de talent show en el que la gente iba a buscar su minuto de fama mostrando al mundo su supuesto talento. Luego continuaría también en Telecinco junto a María Teresa Campos como discípula de ésta en Día a día, con teatrillos entre ambas incluido.
Y unos años después, sorprendentemente también junto a la Campos presentó en Canal Sur otro talent show, Nacidas para cantar, en el que se buscaba una heredera escénica de Rocío Jurado. Luego se incorporó a Hable con ellas, y demostró que hablar, precisamente, no era su punto fuerte, pues se trababa cada dos por tres, y si le pedían que despidiese el programa casi parecía que le estaban pidiendo que recitase el abecedario del revés.
Rocío Carrasco se dedicó a la tele, pero sin ganas de hacer las cosas bien, pasando por allí como Kiko Rivera por el cine con Torrente. Por qué no aceptarlo, si te lo ofrecen. Pero nunca se esforzó en tener una buena dicción, ni naturalidad, ni ganas de comerse la cámara.
Ahora su ex Antonio David Flores ha entrado en Gran Hermano VIP, y en plató está para defenderle su hija, Rocío Flores, que algunos años ha sonado para Supervivientes. A ese concurso fue, precisamente, Gloria Camila, la hija adoptiva de Rocío Jurado, y también Amador Mohedano, hermano de la más grande, y la que fue su cuñada Rosa Benito. Rosa, que también fue a Gran Hermano VIP, como antes lo fue su hija Rosario Mohedano. Nada más que añadir.