Los seguidores de Estoy vivo se vieron anoche sorprendidos en el regreso de la tercera temporada con un impactante suceso que provoca un cambio radical en las tramas de la ficción y sirve además de un necesario reinicio.
Desde RTVE ya se venía avisando que la ficción iba a vivir un impactante accidente y un escenario emocional inesperado que cambiaría para siempre la vida de los personajes y, sin perder su esencia, la serie ahondaría en las segundas oportunidades que dan sentido a la vida, el amor, el destino, la familia y la amistad.
Pues bien, ese impactante accidente tenía como protagonistas a Susana (Anna Castillo), Laura (Cristina Plazas) y Bea (Lucía Caraballo). Después de una fiesta en casa de Márzquez celebran que el infierno ha terminado, las tres regresan a casa en coche.
Lo que no saben es que una misteriosa joven les observa desde cerca. Se trata de Carlota, la nueva villana, una peculiar millennial sádica y peligrosa, una asesina sin escrúpulos que derrocha sentido del humor y que aplica una gran creatividad a la hora de matar.
Y así es. Primero persigue en moto a las tres, lo que obliga a Susana a bajarse del coche para enfrentarse a ella. Sin embargo, la villana se marcha ya que sólo era un plan para que, una vez de vuelta al coche, un caminó le arrolle.
La noticia deja en shock a Márquez y el Enlace, que regresar a la Pasarela para pedir que intervengan y las devuelva a la vida. Sin embargo, la Directora se niega a ayudarles. Y es que, al igual que ocurrió con Márquez, parece ser que las tres ya se encuentran en otros cuerpos distintos de personas que ya habitan en la Tierra.
Cuando Márquez y el Enlace regresan de nuevo a la Tierra, ha pasado un año. María y Sebas ya han tenido a su bebé y en la comisaría de Vallecas se han producido importantes cambios: Adrián y Alicia se han incorporado como inspectores de policía, junto a la exigente Verónica Ruiz, la nueva comisaria. ¿Serán estos tres precisamente la reencarnación de Susana, Laura y Bea?