Ana Pastor consigue este domingos uno de sus "objetivos". La periodista lleva varios años detrás de Malala, la joven pakistaní que se ha convertido en un símbolo en favor de los derechos de las mujeres y que sufrió un atentado hace tres años.
Ahora, se ha trasladado hasta Londres para poder hablar con ella en una entrevista que poco tendrá que ver con las que suele hacer a políticos. Aunque también hay alguna pregunta más incómoda, Pastor tiene claro que no se le puede exigir la misma responsabilidad a Malala que a cualquier otro entrevistado que pueda pasar por el programa.
Además, aprovechamos para preguntarle por la cobertura electoral que El Objetivo y laSexta preparan para las elecciones generales del próximo 20 de diciembre. Ana Pastor espera que por fin Pedro Sánchez y Mariano Rajoy acudan a su programa, aunque estará encantada si van a cualquier otro programa de laSexta en lugar de al suyo.
¿Qué venía a tu cabeza al entrevistar a una chica tan joven con un discurso tan profundo?
Son sensaciones encontradas. Por un lado es una niña y por otro es un icono que ha conseguido incluso un Premio Nobel. Me parecía interesante destacar esa parte en la entrevista y cómo ella reflexiona sobre el miedo y la valentía. Hay una parte preciosa sobre si ella perdonaría a los terroristas que intentaron acabar con su vida. Es increíble que con 18 años tenga articulado un discurso así.
Por otra parte está la Malala icono con un discurso incluso político en algunos asuntos como los refugiados y demás. Es un personaje fascinante que tiene esas dos vertientes.
¿Llegas a entender después de haberla entrevistado que una chica con su edad pueda haber vivido tanto y hablar de la manera en que lo hace?
Llevaba como tres años intentando hacer esta entrevista, desde que se hizo conocida aquel terrible 9 de octubre de 2012. Me había gustado mucho su discurso previo al atentado. Malala ya era así con 12 años. En una entrevista con la CNN que se me quedó grabada le preguntaba el periodista qué le diría a esas niñas que tienen miedo a ir a la escuela y se quedaban en casa por miedo a que les pasara algo. Ella, mirando a cámara, dijo: "les diría que al final de la vida alguien te preguntará qué has hecho por tu gente, si te has puesto de perfil o has sido valiente".
A mí me conmueve escuchar a alguien con esa edad con un discurso tan brutalmente valiente. Lo suyo sería esconderse y tener miedo, que para eso eres un niño.
¿Cómo has conseguido esa entrevista ahora después de tanto tiempo buscándola?
Ahora se ha dado la oportunidad porque dentro de unas semanas se estrena el documental Me llamo Malala en referencia al nombre que le puso su padre. Allí habla de las vertientes que decía: el icono de la paz y la adolescente que se pelea con sus hermanas.
Malala no ha dado entrevistas hasta que ha terminado el trimestre del colegio. Para ella es importante no tener un doble discurso
Hay una cosa muy interesante y es que no ha dado las entrevistas hasta que ha terminado el trimestre del colegio. Nos atendió en Londres en un día en el que no tenía colegio. Para ella es importante no tener un doble discurso y me decía que era muy importante que hasta que no tenga atendida su parte de estudiante no atendía a todo los demás. Me parece muy importante incluso pensando en mis propios hijos. No ha desatendido lo demás.
Cuando te sientas con ella, ¿eres más una periodista intentando buscar respuestas o una ciudadana intentando empatizar?
Siempre me siento una ciudadana privilegiada porque mucha gente no puede hablar cara a cara con los políticos. Con Malala, me siento una privilegiada y la clave es preguntar lo que otros preguntarían.
En este caso es verdad que tiene una visibilidad pública pero no tiene una responsabilidad, por lo tanto la entrevista es de otro tipo. Pero aun así tanto a ella como a su padre les preguntamos algunas cosas un poco menos "amables", como las críticas al padre de Malala sobre si la colocó en una primera línea tan clara que provocó de alguna manera que se convirtiera en objetivo de los terroristas. O a Malala la hemos preguntado qué piensa de la gente que cree que incluso se ha inventado parte de la historia. Ella ya ha dicho que ojalá si la vuelve a pasar algo sea delante de la gente para que nadie tenga duda.
El chip cambia entonces con un personaje así, es una entrevista más amable...
No cambio yo, cambia el entrevistado. A Malala no se le puede exigir la misma responsabilidad que a Obama solo por el hecho de que los dos sean conocidos. La línea no es el ser conocido sino la responsabilidad que tienes. Pero a Malala hay que hacerle también todas las preguntas.
Los temas internacionales suelen funcionar peor que los nacionales en audiencia por cercanía. ¿Se plantea un descenso de audiencia cuando barajáis el tema o ni siquiera lo pensáis?
No, yo sé que puede ocurrir. Nos ha pasado otras veces, con Lampedusa por ejemplo. El domingo llevamos dos entrevistas, pero no creo en un programa en el que miramos sólo la audiencia. Malala es un personaje que merece ser conocido más en España. Pero somos conscientes del riesgo y nos gusta de hecho.
También lleváis a plató a Ada Colau. ¿Se plantean ambas entrevistas de forma complementaria para ser más fuertes ante la competencia?
No he planteado ninguna entrevista ni esta semana ni otras por la competencia. La de Malala es muy interesante por todo lo que acabo de decir y además Ada Colau llevamos intentando que viniera desde que se convirtió en alcaldesa. Ella nos lo prometió y ha venido cuando su agenda se lo ha permitido.
Viene en una semana en que hay tres puntos decisivos: por un lado acaban de anunciar el acuerdo con Podemos para ir juntos a las elecciones del 20 de diciembre; el lío de la independencia en Cataluña; y la votación importante que ha presentado en el ayuntamiento. Son dos entrevistas complementarias que no tienen nada que ver entre ellas.
Hace unos meses entrevistate a otro de los símbolos del cambio surgidos tras las elecciones de mayo, Manuela Carmena, y te llovieron críticas por algunas preguntas incómodas. ¿Temes que pueda pasar ahora lo mismo?
Yo hago las entrevistas lo más honestamente posible. Las preparo con el equipo y hago las preguntas que tengo que hacer. No pienso en que el político se vaya a enfadar o no, y de hecho Manuela Carmena no lo hizo, fue más una reacción en la red. Y lo mismo con Colau, con De Guindos y con todos los que dan la cara.
Mi inspiración siempre es el periodismo anglosajón en el que, por ejemplo, Jeremy Paxman entrevista al alcalde de Londres, Boris Johnson, con el que tiene muy buena relación pero cuando le hace la entrevista es muy duro. Son las entrevistas que hay que hacer en mi opinión y en la del programa en el que estoy, no digo que todo el mundo tenga que seguir ese estilo. Es el periodismo que a mí me gusta.
Lampedusa es el mejor programa que hemos hecho y el que menos audiencia tuvo
Después de tantas entrevistas políticas, ¿te llena más hablar con alguien como Malala o siempre la política va a ser tu interés principal?
Yo creo que son compatibles. Hemos conseguido que haya días en que podamos mezclar ambas cosas. Si tengo que elegir un programa donde haya tenido esa sensación de plenitud optaría desde luego por Lampedusa. Es el mejor programa que hemos hecho y el que menos audiencia tuvo. Y a pesar de todo lo repetiría y hemos vuelto a tocar el tema de los refugiados. No hay ningún desafío en Europa tan grande a tal nivel como ese.
En El Objetivo arrancasteis ya la precampaña con el debate de hace dos semanas. ¿Tenéis preparadas más sorpresas para las próximas semanas para esta cobertura?
De momento hemos pedido entrevista con todos los primeros espada de los principales partidos. En general la cadena y también desde El objetivo vamos a hacer una cobertura especial desde ya.
¿Se ha pedido algún debate específico para El Objetivo o se deja todo en manos de la cadena para uno estilo el que tú moderaste para las elecciones catalanas?
Es una cosa de la cadena. Yo estoy para lo que la cadena me pida y en El Objetivo estamos para lo que quieran que colaboremos.
Se está hablando mucho de si los debates deberían ser a dos, cuatro o más personas. ¿De qué eres más partidaria?
Hay hueco para todo. El otro día escuché un dato que me fascinó. Hillary Clinton participó en uno de los debates para las primarias demócratas y decían que, para llegar ahí, ya había hecho otros 25 cuando se había enfrentado a Obama. Acaba de realizarse también el tercer debate entre los republicanos, solo entre ellos, y acaba de comenzar la campaña interna. Luego tendrán que debatir entre los dos últimos que queden de su partido y después con los del otro partido.
Me parece sanísimo que haya muchos debates. Entiendo la dificultad y sé que somos muchos los que los queremos, pero un país está más ciudadanos si hay más maneras de contrastas las ideas y los discursos.
Rajoy no tiene por qué pasar por El Objetivo, con que pase por laSexta vale
¿Conseguirás en estas semanas que quedan para el 20 de diciembre estar por fin ante Pedro Sánchez o Mariano Rajoy?
Yo los he pedido. Hemos pedido que vengan a todos, también a Izquierda Unida, UPyD, Ciudadanos, Podemos y por supuesto Partido Socialista y Partido Popular. Tienen que pasar por la cadena sí o sí. Rajoy hemos visto que ha pasado por Cadena SER o TVE, y es interesante que pase también por laSexta. No tiene por qué pasar por El Objetivo, con que pase por laSexta vale. Tenemos un montón de formatos y por cualquiera de ellos estamos encantados.
¿Por qué crees que no se atreven a acudir?
No sé si es que no se atreven, pero te puedo decir que les hemos invitado, no una vez ni dos sino varias.
Una vez en enero de 2016, cuando hayan pasado tantas citas electorales y con una situación económica mejorando, ¿puede bajar el interés de los espectadores por la política?
Es cierto que hay momentos en que la gente muestra un especial interés, pero yo no entiendo la política como una moda. A partir de enero, quien piense que va a disminuir la actividad política quizá no ha tenido en cuenta que vamos a tener entre 30 y 60 diputados de dos partidos nuevos, a Albert Rivera y Pablo Iglesias cada miércoles preguntando al Presidente del Gobierno sea quien sea, un Congreso absolutamente diferente a lo que hemos conocido en España... Quizá estamos abocados maravillosamente a tener un país algo mejor incluso si el juego de equilibrios no es tan radicalmente distinto al que hay ahora.