Ganar Gran Hermano no es sólo llevarse 300.000 euros a casa guardados en un maletín, es influir en la historia del formato y establecer las bases de lo que está por venir. Un ganador cambia el concurso; quizá no es algo de lo que nos demos cuenta, pero al votar por nuestro concursante favorito estamos sentando las bases para la próxima edición.

Al votar a nuestro concursante favorito sentamos las bases para la próxima edición

Los participantes saben qué ha gustado a la audiencia en años anteriores, por lo que es lógico imaginar que adaptarán sus movimientos en la casa pensando en agradar a los espectadores. Igual que a nadie le sorprende escuchar durante los enfrentamientos amenazas sobre qué ocurriría si las cámaras no estuvieses grabando, hay que asumir que también son conscientes de que están siendo grabados cuando dan un beso o un abrazo.

Este mismo año los detractores de Sofía repiten una acusación como si de un mantra se tratase: su perfil ha ganado en las dos últimas ediciones, y no les falta razón. Susana y Paula vivieron una historia muy similar a la de la navarra, aunque sus personalidades poco o nada tengan que ver.

En cualquier cuento tradicional nos encontramos una serie de personajes que se repiten una y otra vez: el héroe, el villano, el amigo gracioso o la damisela en apuros y, aunque Susana, Paula y Sofía sean mujeres de carácter, ellas han ocupado el rol de esta damisela en apuros. Las tres han sufrido un fuerte desamor dentro del juego (Dani, Omar y Suso) tras la llegada de una chica que “robaba” lo que era de ellas (Eva, Lucía y Raquel), pero el tiempo en la casa permitió que encontrasen un nuevo hombre que ocupase su corazón (Gonzalo, Luis y Ricky).

Quizá casualidad o quizá estrategia, lo cierto es en Gran Hermano 15 la historia tardó menos en producirse que en el año anterior, y ya en la primera noche de Gran Hermano 16 veíamos a Sofía reclamar un sitio en la cama de Suso. Además, hay que recordar que la hija de Maite no ha sido la única en jugar la carta del enamorado incomprendido, Han y Vera buscaron, sin éxito, una historia similar.

Atendiendo a las últimas temporadas, si Sofía es recompensada con el maletín lo más probable es que Gran Hermano 17 esté plagado de concursantes que busquen el amor en la casa, al igual que ha ocurrido esta temporada pese a que la mayoría de ellos entraba con pareja. El camino al triunfo parece pasar por la cama de un compañero, y los participantes lo saben.

La influencia de Javito en GH4 y Pepe Herrero en GH7

Susana y Paula no son las primeras que han sentado cátedra. En Gran Hermano 3, una edición plagada de discusiones, enfrentamientos y malas palabras, se alzó como ganador el concursante que menos discutió, Javito, y la pareja que se había formado en la casa llegó a la final. Un año más tarde vivimos Gran Hermano 4, una edición que fue catalogada como “la del amor”, en la que se formaron varias relaciones y no hubo prácticamente ningún enfrentamiento reseñable. A pesar de que su ganador, Pedro, demostró en Supervivientes tener un fuerte carácter que propició su temprana expulsión.

Por su parte, Pepe Herrero ganó en Gran Hermano 7 con un juego basado en la estrategia. Él vio a sus compañeros como piezas de ajedrez, y al público le gustó. Un año más tarde Dani Rubio, Pulpillo, Javier o Laura se creyeron los herederos naturales de este ganador y pusieron en marcha una temporada en la que la traición y la manipulación estaban a la orden del día.

Encontrar el amor quizá te mantenga en el juego, pero sufrir por desamor es lo que infla tus cuentas bancarias

Hace años se repetía constantemente que las parejas gustaban fuera de la casa y los jugadores eran conscientes de que encontrar el amor en el juego te catapultaba a la final. Ahora eso ha cambiado, encontrar el amor quizá te mantenga en el juego, pero sufrir por desamor es lo que infla tus cuentas bancarias.

En todo momento el ejemplo han sido Susana, Paula y Sofía, pero diferentes vértices en los triángulos amorosos han vencido en las últimas cuatro ediciones, y siempre teniendo algo en común, sólo dos de los protagonistas empezaban el programa dentro del juego. Laura dejó a su novio (que no era concursante) en directo para estar con Marcelo, Pepe Flores tuvo que lidiar con Sindia ante los ojos de Sergio (que entraba en la casa movido por los celos) y de Eva, Lucía y Ricky ya hemos hablado.

En un programa en que la estrategia consiste en convencer al público de que te proclame vencedor debes producir esos vídeos que mantengan al espectador enganchado. Si Marta hubiese sido la ganadora, el año que viene tendríamos una casa en la que los concursantes saben que puedes ganar sin necesidad de protagonizar un triangulo amoroso, pero la canaria ha sido expulsada. Aritz daría alas a aquellos que ocultan secretos que descubren dentro de la casa (aunque Dámaso también aceptó su sexualidad en Gran Hermano 12) y Niedziela quizá ayudaría a recuperar el espíritu de las primeras ediciones, donde la gente sólo se preocupaba por vivir cada instante en la casa como si fuese el último.

Sin embargo, está claro qué quiere el público hoy en día. Por eso se expulsa a Ivy a la primera de cambio acusada de mueble y estratega, aunque en Gran Hermano 7 alzamos a los altares al hombre que contaba los votos. Si la mexicana hubiese concursado en Gran Hermano 8 podría haber tenido alguna oportunidad, pero a día de hoy o te “rompen el corazón” en Guadalix de la Sierra o será mejor que no deshagas la maleta, pues no tardarás en salir expulsado.