El 29 de abril de 1980 moría en Los Ángeles, a los 80 años de edad, Alfred Hitchcock, el director de cine más popular de todos los tiempos y el que más ha divertido a los espectadores provocando, a la vez, tensión y angustia.
Hitchcock era un realizador que disfrutaba jugando con las emociones del público, llevándolo siempre al límite, presentando a individuos normales y corrientes confundidos con asesinos y malhechores o envueltos por casualidad en tramas endiabladas.
Sus heroínas eran casi siempre mujeres rubias, aparentemente frías y distantes, pero que en su interior escondían un volcán de pasión. Su cine tenía siempre emoción, intriga y misterio pero también grandes dosis de humor y un disimulado erotismo.
Del lunes 27 de abril al viernes 1 de mayo, con motivo del trigésimo quinto aniversario del fallecimiento del maestro del suspense, los espectadores de TCM podrán asistir a un profundo y completo seminario sobre Alfred Hitchcock viendo en alta definición sus películas más conocidas y famosas, como Los pájaros, Psicosis, Con la muerte en los talones o La ventana indiscreta, títulos que le convirtieron en uno de los grandes maestros de la historia del cine.
Asimismo se emitirán películas menos conocidas de su filmografía como Matrimonio original, una divertida comedia, una de las pocas que dirigió a lo largo de su vida, protagonizada por Carole Lombard y Robert Montgomery, que cuenta las vicisitudes de una pareja que descubre que, debido a un error administrativo, no están realmente casados.
A lo largo de los años el cine de Alfred Hitchcock ha sido minuciosamente analizado y estudiado por todo tipo de especialistas. En El cine según Hitchcock el director François Truffaut conversaba con el realizador británico repasando una a una todas sus películas, intentado desentrañar las claves de su estilo, el origen de sus argumentos y los desafíos técnicos a los que se había enfrentado.
Donald Spoto, por su parte, escribió una de sus biografías más completas y rigurosas, centrándose sobre todo, en su cara oculta, en sus secretos menos conocidos que han quedado también reflejados en sus películas.
Y es que el cine de Alfred Hitchcock nunca pasa de moda ni envejece. No importa cuántas veces se hayan visto títulos como Vértigo (De entre los muertos), Sospecha, Crimen perfecto o Yo confieso.
Siempre se descubre algo nuevo en ellos. Son perfectos ejemplos de planificación y de ejecución cinematográfica; de cómo sugerir sin mostrar o de cómo utilizar la música para crear inquietud y desasosiego y no únicamente para subrayar lo que ya se ve. Una verdadera experiencia para todos los que disfrutan y aman el séptimo arte.