Decía Manolo Caro, el director de La casa de las flores, que la segunda temporada de la ficción mexicana siempre se planteó “viviendo el duelo de la pérdida de una madre (Virgina de la Mora) que es un pilar muy importante en la familia iberoaméricana”.

“Hay un momento en el que uno tiene que entender que cuando un personaje llega a un final -el interpretado por Verónica Castro-, a una línea argumental, no te puede abrumar el éxito y tomar decisiones por las redes sociales”, explicaba el cineasta en una entrevista en BLUPER.

Las tramas de sus personajes no interesan o están claramente desaprovechadas

Y precisamente, una vez vistos los nueve capítulos de los que consta esta segunda temporada, la sensación que queda es que la ausencia de la gran dama de las telenovelas se nota demasiado, contribuyendo así a que esta continuación pierda demasiado fuelle y sea sumamente más aburrida que la primera temporada.

Y es que, salvo en los dos últimos capítulos, la serie deambula de un lado para otro sin un arco narrativo claro y en el que las tramas de la mayoría de sus personajes o no interesan o están claramente desaprovechadas. 

Así ocurre, por ejemplo, con la soporífera trama de Elena que recuerda en exceso a la segunda temporada de Fleabag. Y para personajes enamorados de curas ya tenemos a la multipremiada serie de Amazon. Sólo al final de la segunda temporada, al cruzarse su trama con la de Diego y Julián, todo parece tomar sentido.

Y con Julián, más de lo mismo. No se entiende que en una serie en la que precisamente el sexo tuvo un componente importante en su primera temporada, aquí se desaproveche de tal manera su nueva faceta de scort. Y ya ni hablamos de la sobrante historia de Ernesto con la secta. ¿Por qué Caro no eligió a otra gran diva de las telenovelas para interpretar a la líder de la secta?

La vuelta de 'Homo Zapping'

En cuanto a la participación española, el hecho de haberle dado más minutos al personaje de María José, interpretado por Paco León, no ha hecho sino ir a la contra. El actor sevillano pierde por momentos el tono del personaje yéndose a su carismática Raquel Revuelta de Homo Zapping, lo que termina por restarle toda la credibilidad.

Poco aprovechada está María León, cuya trama parece metida con calzador para lo que parece explotará en la tercera temporada ya anunciada de la ficción. Y ya si hablamos de Eduardo Rosa (Alejo) -porque la participación de Eduardo Casanova es de chiste-, la mejor palabra para definir quizá su trabajo sea forzado. 

A resaltar eso sí, el trabajo formidable de Luis de la Rosa como Bruno Riquelme de la Mora logrando a la perfección ese acento de chulo madrileño y salvando la trama de Micaela.

En definitiva, la segunda temporada de La casa de las flores ha perdido aquella frescura con la que nos sorprendió el verano pasado, aunque parece que deja buenos mimbres para que la tercera temporada vuelva a reenamorarnos. Esperemos que así sea. El futuro de Paulina de la Mora promete.