Hace ahora un mes, Bolivia celebraba elecciones presidenciales bajo la polémica de que Evo Morales se presentaba buscando su cuarto mandato a pesar de que en 2016 se rechazó en referéndum que pudieran renovar su presidencia.

Aquella noche del 20 de octubre, la oposición cuestionó la victoria de Morales y un grupo de observadores electorales de la Organización de Estados Americanos (OEA) pidieron que se realizara una segunda vuelta por irregularidades en el recuento de votos. 

Evo Morales dimitió y Jeanine Áñez asumió la presidencia provisional

Esto desató una ola de protestas a lo largo del país dividiéndolo en dos: los que seguían apoyando a Morales y los que no. Enfrentamientos que provocaron cortes en carreteras, incendios en edificios y autobuses y, lo más grave, tres muertos y cientos de heridos.

Morales llamó entonces a nuevas elecciones para “preservar la paz en el país” y enfrentar “de manera pacifíca este intento de golpe que atenta con el orden constitucional”.

Sin embargo, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas le 'sugirió' que renunciara a su cargo y pocos días después Morales decidió dimitir denunciando que el país estaba sufriendo un golpe de Estado. 

Tras aquello, la senadora derechista Jeanine Áñez anunció su disposición a asumir provisionalmente la presidencia del país al renunciar a ello el vicepresidente, la presidenta del Senado, el presidente de la Cámara de los Diputados, y siguiendo así el orden de sucesión.

La toma de posesión de Áñez no estuvo exenta de polémica. Y es que, en un país independiente de la religión, la presidenta interina se mostró en público sosteniendo una Biblia y exclamando que “Dios ha permitido que la Biblia vuelva a entrar al Palacio”. 

Días después, la presidenta decidió formar un un gabinete sin la presencia de indígenas, que representan, al menos, el 40% de la población y, en su lugar, apostó por un puñado de hombres de confianza del líder de la extrema derecha, el fundamentalista cristiano Luis Fernando Camacho. 

Lo que interesa América Latina

A grandes rasgos, esto es lo que ha sucedido en Bolivia. Sin embargo, al contrario de lo que ha ocurrido en los últimos años en Venezuela, a las televisiones no les ha interesado hablar sobre la crisis que vive el país sudamericano.

De hecho, durante los últimos días un vídeo recorre las redes sociales que recoge muy bien lo que está sucediendo en nuestro país respecto a la crisis institucional que está viviendo el país sudamericano. En él aparece Juan Carlos Monedero en El Programa de Ana Rosa en el que le espeta a la presentadora que “por fin vamos a hablar de América Latina”, a lo que Ana Rosa Quintana le contesta con un “no”. 

“¿Por qué? Con lo que te interesa a tí América Latina”, continúa diciendo uno de los fundadores de Podemos. “Pues a mí me interesa mucho, es verdad”, continúa la presentadora. “Hay un golpe de Estado en Bolivia", explica Monedero. 

“No, un golpe de Estado en Bolivia, no. Lo que ha habido es un pucherazo del que era presidente de Bolivia”, replica Ana Rosa. “Este señor llega en 2005, quiere buscar un cuarto mandato, convoca un referéndum y lo pierde. Se presenta. Falsea los datos electorales”, añade el exministro de Exteriores, José Manuel García Margallo. 

¿Estáis justificando el golpe de Estado en Bolivia? Ha dicho el presidente legítimo que iba a convocar elecciones y le han dado un golpe de Estado los militares”, intenta argumentar Monedero. 

La campaña electoral de 2016

Como decimos, esta cobertura difiere mucho de la que se ha estado llevando a cabo con Venezuela. Así, por ejemplo, resulta difícil no acordarse cómo los medios se volcaron con visita que hizo Albert Rivera al país sudamericano semanas previas la campaña electoral de junio de 2016.

Por aquellos días, Venezuela se convirtió en la 18ª comunidad autónoma española y el país de Nicolás Maduro se posicionó para los medios de comunicación escorados a la derecha como un fiel reflejo de lo que podía pasar en España si gobernase Unidas Podemos. 

De hecho, incluso hasta la manipulada RTVE se convirtió por un día en un panfleto publicitario del líder del partido naranja. Desde primera hora de la mañana el viaje de Rivera fue algo primordial y ya por la noche Sergio Martín entrevistó durante 25 minutos al político. 

Ahora, sin embargo, la crisis que vive Bolivia no interesa a pesar de que figuras como Bernie Sanders han alertado de que lo que se está viviendo allí es un golpe de Estado, o que numerosos expertos coinciden en advertir a que al señor Camacho se le presenta muchas veces como el Bolsonaro boliviano

¿Por qué si en su día se relacionó a Podemos con Venezuela ahora no se hace lo propio con Jeanine Áñez y Luis Fernando Camacho con VOX? ¿No es lo suficientemente grave lo que está pasando en aquel país con la ultraderecha llegando al poder con dudosos métodos precisamente en un momento de auge de la extrema derecha en nuestro país?

Qué cosas pasan en nuestra televisión, ¿no creen? Quién podría pensar que algunas televisiones siguen presionando para que haya una gran coalición entre PSOE, PP y Ciudadanos, ¿verdad?