Y Risto Mejide no se dejó engullir por la marea de mediocridad que sacude Tele5
Miércoles 11 de marzo. Poseídos por Pedro J. Ramírez y Casimiro García Abadillo, en su ya mítica catfight en Twitter, Risto Mejide y Mediaset España se enzarzan en una nueva pelea en la red social. La televisión asiste atónita a este nuevo partido de tenis.
“Harto de que Mediaset quiera hacer creer que yo pedí un aumento. Pedí que cumpliesen los prometido. Y después de 26 pilotos, dije basta”, escribía el publicista después de que la cadena afirmara en un comunicado que Mejide había pedido un aumento de sus honorarios.
¿Qué hay de malo en pedir que se cumpla lo prometido o en pedir un aumento de sueldo?
“En efecto, después de 26 de entregas de Viajando con Chester, Risto Mejide había pedido un aumento de sus honorarios”, replicaba el gabinete de comunicación de Mediaset España.
Sin entrar a debatir quién lleva o no la razón -son las cadenas las que precisamente nunca hablan de cifras-, me cuesta entender qué hay de malo en pedir que se cumpla lo prometido o en pedir un aumento de sueldo. De verdad que no llego a entenderlo.
Me inquieta que se vea como algo negativo pasar por un despacho a pedir que cumplan lo prometido o que reconozcan tu valor. Inquietante sobre todo teniendo en cuenta que Mediaset España ha reconocido ser la compañía de medios más rentable de España con un beneficio de 59,5 millones de euros.
Inquietante teniendo en cuenta que en la misma cadena donde Mejide trabajaba se ha intentado convertir en estrella a un prestamista. Inquietante teniendo en cuenta las cifras que se pagan por concursantes de Gran Hermano VIP o Supervivientes.
El triunfo de la mediocridad
Decía el periodista David Jiménez que el principal problema de España es que se ha convertido en un país mediocre. “Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina”.
Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo
“Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada -cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada. Mediocre es un país que ha permitido fomentado celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad”, escribía.
Y eso es lo que precisamente ha hecho Mejide: no se ha dejado engullir por la imparable marea gris de la mediocridad que amenaza a Mediaset España. Mediocridad como la de ciertos nombres de GH VIP o Supervivientes. Ha dicho basta ante aquellos recelosos de su brillantez y se ha marchado allí donde sí reconocen su talento.
Mejide ha dicho basta ante aquellos recelosos de su brillantez
Mejide había ayudado a recuperar la marca de Cuatro, el espíritu de una cadena de la que nos enamoramos hace unos años. Y eso, cuánto menos, merecía un reconocimiento. O por lo menos una despedida elegante.
Sin embargo, ni lo uno ni lo otro. A pesar de que Paolo Vasile siempre ha defendido que no es muy elegante hablar de dinero, en su primer comunicado la cadena ya habló de cuestiones económicas. Qué feo.
Supongo que ésta será la nueva política de Mediaset España a la hora de hablar de los contratos de sus estrellas. Vía libre para que los periodistas podamos preguntar por cuestiones económicas.