RTVE ha completado un año convulso en 2019 sumida en un auténtico caos debido a la interinidad organizativa en la que está sumida desde julio de 2018 cuando se designó a Rosa María Mateo como Administradora Única Provisional.
Un caos que le ha llevado no sólo a registrar su mínimo histórico anual con un 9,4% de cuota de pantalla, sino también a no poder encontrar un modelo de negocio de televisión pública propio, creíble y duradero para la era digital y que atienda a las nuevas necesidades de la ciudadanía en una era presidida por la conectividad permanente.
La televisión pública debe contribuir al concepto de una ciudadanía crítica
De ahí que desde la consultora Barlovento Comunicación reclame la necesidad de que “España tenga una radiotelevisión pública nacional de primer orden, que sea capaz de fomentar el concepto de ciudadanía, así como la permanente necesidad de que el ente público RTVE sea un fiel reflejo de la sociedad y que contribuya de manera manifiesta al mantenimiento de un concepto que armonice y nos eleve hasta el concepto de una “ ciudadanía crítica”.
En el actual contexto competitivo, RTVE muestra una dificultad añadida para incentivar soluciones y oportunidades para encontrar un nuevo modelo de televisión pública. Y cuanto más tarde se aborde dicha e imperiosa necesidad más extraordinario será el esfuerzo necesario para alcanzar la meta de una radiotelevisión pública de la que la inmensa mayoría pueda sentirse orgullosa.
La RTVE pública debe ser un instrumento para vertebrar ciudadanía y sentirnos orgullosos de una radiotelevisión pública que sea valorada por toda la sociedad española como un referente imprescindible en la sociedad española, pero el siglo XXI es el nuevo tiempo de la era digital presidida por la tecnología donde el contenido televisivo y audiovisual conforman los marcos de referencia mentales de los ciudadanos.
“Aunque nos cueste creerlo, una vez más es preciso reafirmar que somos lo que sale por televisión. Y la televisión es transversal y su consumo, la clave de bóveda de toda la industria”, dicen desde la consultora.
La promesa del nuevo Gobierno
Por eso es necesario que toda la sociedad se ocupe de la televisión, y la televisión pública en su misión vertebradora de ciudadanía necesita una estabilidad económica, organizacional y de mantenimiento de un excelente cuadro de profesionales que hagan posible lo indicado anteriormente: “ciudadanos críticos y gozosos”.
Sin embargo, la situación real de TVE lleva consigo la no toma de decisiones en una industria, la del ecosistema televisivo-audiovisual donde la “velocidad exponencial” preside el diario vivir. Un mundo en el que las tomas de decisiones son realmente urgentes y vertiginosas.
Hace apenas una semanas, el comité de expertos urgía al Congreso de los Diputados a culminar el concurso de RTVE ya que la Corporación se encuentra en “una situación de grave irregularidad democrática” que amenaza “su papel social, su financiación y capacidad de competencia, su adecuación a la era digital, su imagen democrática e incluso su propia supervivencia”.
De momento, en el punto 6.4 del acuerdo de Gobierno entre PSOE y Unidos Podemos puede leerse que “se impulsará la renovación del Consejo de Administración mejorando el sistema de concurso público".