Netflix lanzaba el último día de 2019 El Vecino, una nueva serie original basada en las novelas gráficas de Santiago García y Pepo Pérez, protagonizada por Quim Gutiérrez (AzulOscuroCasiNegro, Ventajas de viajar en tren, Litus), Clara Lago (Ocho apellidos vascos, Tengo ganas de ti, La cara oculta), Catalina Sopelana (Quién te cantará) y Adrián Pino (Allí abajo, Grupo 7, Malviviendo).
El vecino cuenta la historia de Javier (Quim Gutiérrez), a quien las cosas no le van muy bien en el trabajo ni en su relación con Lola (Clara Lago). Lo que menos necesitaba era que un extraterrestre le cayera encima y le pasara sus superpoderes antes de morir. Ahora que es un superhéroe no le va ni un poquito mejor que antes. Menos mal que ahí tiene a José Ramón (Adrián Pino), su vecino, que va a enseñarle a usar sus poderes para el bien y a ocultar su identidad secreta.
Con motivo de estreno, en BLUPER hemos charlado con Gutiérrez, que nos ha contado cuáles fueron sus primeras impresiones al recibir el proyecto, las dificultades que tiene rodar con un traje de superhéroe o lo que piensa sobre las posibles críticas de los seguidores del cómic.
¿Cuál fue la primera impresión al recibir el proyecto?
Recibí la separata estando en Estados Unidos, a punto de volver a España para rodar una cosa. Llegaba ya tarde, no había podido ensayar con el equipo con el que iba a rodar... Todo mal. No era una situación favorable para leer cosas nuevas y le dije a mi representante que no tenía tiempo de prepararme la prueba. Sin embargo, leí un fragmento del guion y me dio la sensación de que entendía muy rápido las tonterías de Javier. Y al mismo tiempo, me hacía mucha gracia. Me hacían reír la jeta que tenía y el gracejo retórico a la hora de salir de la situación.
Fui a la prueba y esta intuición se confirmó. Todo fue bien, tanto con la directora de 'casting' como con Nacho (Vigalondo) y los otros candidatos a los otros personajes. Hay muchas características de Javier que salieron a lo largo de esas pruebas. A mí lo que me enganchó fue ese humor que huye del estereotipo y que viene de un sitio verdadero. Cuando haces muchas comedias, tienes la sensación de que el humor se acaba por la repetición de esquemas, que hay recursos que se agotan. Sin embargo, me flipa descubrir que no, que hay registros distintos de los cuales conseguir un humor nuevo y gracioso.
Dice Nacho Vigalondo que tenéis un paralelismo con don Quijote y Sancho Panza...
Bueno, es una pareja que responde a muchos estereotipos de parejas, de buddy movie, de Quijote y Sancho Panza o al payaso triste y payaso tonto... Pero, sin embargo, nos sale una pareja en el que salen resortes de muchos tipos de pareja.
Sin el feeling con Adrián Pino (José Ramón) no sería posible...
La prueba fue apabullante. Me acojoné mucho porque era tan recurrente y tan rápido... Le veía un brillo matizado. Pero me gustó mucho. Él estaba de candidato y tenía una flexibilidad para proponer cosas.
Hay novelas que aprecio que si se adaptaran al cine no sé si iría a verlas
Cuando se empezó a comparar esta serie con Marvel, ¿qué pensaste?
Me afecta poco y no hago mucho caso. Entiendo que forma parte del barullo de prensa, además, es positivo que se hable, aunque sea para cuestionar la competencia Marvel-Netflix en cuanto a superhéroes. Pero con tantas cosas que hacer, no me da tiempo a pensar en ello.
¿Te preocupan las críticas de los fans del cómic?
Somos consciente de ello, pero tampoco. De igual forma que hay novelas que aprecio muchísimo que si se adaptaran al cine no sé si iría a verlas... Uno tiene que ser consciente de que son formatos distintos. No espero que me cuenten lo mismo que he leído. ¿Qué se esconde detrás de esa crítica? Algo muy humano: el placer de poder repetir esa primera lectura en otros formatos. Es algo muy comprensible. Pero la croqueta que tu abuela te hizo en el 86 es difícil que se vuelva a repetir. A lo mejor está bien probar algo muy parecido aquello, pero asumiendo que es en otro sitio. ¿Es una croqueta? Sí. Pero es una croqueta distinta.
¿Cómo has trabajado con los efectos especiales? ¿Cómo era vestir ese traje?
Lo resumo como rozaduras, mareos y dolor testicular. El arnés te ancla ahí y es incómodo de usar, pero luce mucho. La máscara y el traje también dificultan. Como cualquier superhéroe, con una máscara puesta, la expresión está limitada y me preocupaba cuánto se transmite así. En la serie no sólo prima el vacile sino las posibilidades de que le reconozcan y eso me preocupaba. Recuerdo momentos incómodos porque dentro del traje hace mucho calor rodando exteriores. Respiras peor porque solo tienes una rendijita abajo por la que entra aire... Es angustioso. Pero compensa porque luce mucho y ser un superhéroe mola.
¿Cuánto tiempo estabas con la máscara?
Poner y quitar la máscara supone ya 15 o 20 minutos porque va atornillada. Es una estructura con unos tornillos que van sujetos a la otra parte, un ejercicio de ingeniería de superhéroe. Y en el contexto de un rodaje, cuando vamos con el tiempo justo, 15 o 20 minutos en según qué momentos no te lo puedes permitir siempre. O sí, pero sabes que se para el rodaje, entonces me aguantaba con paciencia y pensando en cosas relajantes.
Y luego la primera vez que me la puse, no quedaba bien. Los ojos se me quedaban como si fuera un perrete triste y claro, de épico no había nada, porque se veía por la rendija más piel que pupila. Se hizo el arreglo... Pero, claro, estas cosas llevan tiempo, hay que hacer pruebas, ver cómo queda en cámara…
Con la máscara viajas al futuro porque mi capacidad auditiva era de un hombre de 70 años
¿Pesa?
No pesa mucho, pero aprieta y hace calor dentro. Y escuchas y te oyen, menos, es horrible. Viajas al futuro porque mi capacidad auditiva era de un hombre de 70 años y te enfadas al pensar que en su momento oiré lo que estaba oyendo ahí dentro. En cuanto a directrices y tal, te pierdes un montón de información. Es muy rara la sensación. Pensaba en Christian Bale [Batman] y decía: 'Si Christian aguanta, yo también'. O Ryan Reynolds.
¿Dónde empieza el antihéroe local y dónde el personaje internacional?
Cuanto más particular es la creación de un personaje, más comprensible es en más sitios, contrariamente a lo que pensamos de que si se hace una cosa genérica se va a entender más. Una cosa genérica, hecha aquí, no deja de ser hecha aquí, es una cosa española que no tiene ni chicha ni limoná. A mí me ha ocurrido. Los personajes que precisas y concretas más acaban siendo más veraces. Hay algo de esa verdad que la hace universal.
Me remito a mi experiencia. Pensar en el público potencial es un error, de la misma forma que hacer una serie pensando en que tenga un público cuánto más basto mejor. Es difícil hacer un ser amorfo pensando en todos los públicos, en hacer un chiste para el niño, la abuela... Al público potencial le gustará por su carácter, por su personalidad. Conserva muchos elementos cañís reconocibles por nosotros, la atmósfera que genera de 'precariedad molona', que de repente te apetecería estar de botellón con estos personajes, salir de fiesta con Julia o hasta ponerte una camiseta de Javier.
¿Cuáles van a ser los villanos de El Vecino? ¿Los problemas del día a día como las casas de apuestas? ¿O habrá malos como en otros cómics?
Normalmente en muchas series de superhéroes hay detalles que no tienes tiempo de ver porque ya está el tío luchando contra el villano. Aquí es un poco simétrico con Joker -aunque no tenga nada que ver-, con todo ese previo en el que se enseña todo lo que ocurre antes de que empiece a ser lo que va a ser. ¿Dónde encuentro gente qué salvar? ¿Qué causa defiendo?
¿Es importante que haya una continuidad para seguir desarrollando la historia?
Sería fantástico porque da la sensación de que el universo creado da para mucho más. Hay algo del cariño generado por estos personajes y cuyas historias te apetece que acaben bien. Te apetece saber qué le va a pasar a la pareja, qué va a hacer con sus oposiciones... Habrá que ir a su pueblo a hacer cosas de superhéroes. Y además está en el primer estadio del uso de sus super poderes. Esto da para mucho.