A finales de los años 80, los aparatos de televisión más modernos comenzaron a incorporar (por estas tierras) un sistema novedoso de información: el teletexto. Podía convertir una tele normal en una especie de ordenador en el que consultar noticias, el tiempo, la parrilla televisiva, tu horóscopo o lo que hiciese falta.

Un servicio gratuito que todavía existe, pero que su muerte cada vez está más y más cerca. La cadena británica BBC, primera del mundo en introducir el teletexto, ha anunciado que dejará de ofrecer el servicio de botón rojo -heredero del teletexto tradicional-. En España aún funciona, pero no sabemos hasta cuándo veremos.

32 años de su llegada a España

El teletexto llegó a nuestro país en 1988 a través de TVE y más tarde, a las privadas. En ese sentido, Antena 3 fue una rezagada, pues lo estrenó en 1995, cuando ese servicio lo prestaban incluso las autonómicas. En mi casa no llegó hasta el 98 o 99, y le saqué mucho jugo durante unos buenos años; en un momento en el que Internet iba a pedales (y además dejaba a la casa sin teléfono), era una forma rápida de consultar algunas cosas.

En mi caso, exprimí al máximo la agenda de televisión; era una forma fácil de consultar la parrilla, sobre todo, para saber qué películas (de terror) pondrían ese día o al siguiente, por si tenía que dejar preparado el VHS para grabarlas, esas de serie b que se programaban a las dos o tres de la mañana y que ni siquiera se anunciaban. Aunque su funcionamiento era sencillo, nadie en casa parecía entenderse con el aparato, y mi madre, por ejemplo, me pedía que lo usase para ver el resultado de la lotería o “el número de los ciegos”, si es que se le había olvidado sintonizar el Telecupón.

Aquellos colores rojo, verde, amarillo, azul, rosa, azul y blanco sobre fondo negro me permitieron estar al tanto de lo que sucedía de una forma que resultaba divertida (y para la que había que armarse de paciencia, mientras la página cargaba).

Tenía amigos que incluso utilizaban teletexto para chatear, e hicieron amigos a distancia. Cualquiera podía hacer sacar su espíritu cotilla y ver aquellas conversaciones que se iban publicando a medida que la página refrescaba. Según leí tiempo después, esa función de hacer amigos a través de la tele era utilizada, por ejemplo, para presos que tenían la comunicación restringida y así podían mandar mensajes al exterior.

El último estudio sobre esta tecnología muestra que en la actualidad el 99,3 por ciento de los hogares españoles todavía tiene teletexto y que 2,3 millones de personas lo consultan diariamente. Yo alguna vez lo he usado en los últimos tiempos para consultar, como en los viejos tiempos, qué daban esa noche en televisión. Y también para ver quién se sigue anunciando por allí.

La publicidad que continúa activa en Teletexto

Pruebo a dar una vuelta por el teletexto actual, para ver qué permanece en él; sigue casi con la misma publicidad de antaño. Anuncios eróticos con chicas dibujadas en bits rosas, contactos inmobiliarios, muchos tarotistas. Me sorprende que haya tantos anuncios de fibra y ADSL; cuesta imaginar que alguien pueda contratar una conexión a Internet porque haya visto una oferta en esta plataforma. Lo mismo con los seguros de hogar y coche, que también se sirven de teletexto como escaparate.

Sigo buceando y en Antena 3 me encuentro con una página que ofrece todos los prefijos telefónicos de España, que además está desactualizada. Y no sé cuál será el retorno de inversión de un anuncio en esta plataforma, pero en Telecinco, hay una página en la que te invitan a anunciarte en el teletexto de la cadena, así como en Cuatro y FDF. Como contacto, viene un teléfono y un correo electrónico, pero en lugar de una arroba, el dominio viene señalado con una a entre paréntesis (a). 

El resto, tampoco ha cambiado el resto. Los chats de antaño aún continúan vivos. Que en la era de Tinder, todavía hay gente que busca amistad por teletexto, mandando mensajes desde su teléfono móvil a más de un euro el mensaje, por ejemplo, al ‘Club Mujeres y Hombres y Viceversa’. Que en la época de Wallapop, haya quien pretenda vender sus juegos de ordenador o sus películas por teletexto. Y que con LinkedIn como gran red social para profesionales, algunas personas buscan trabajo por allí. Lo que no sabemos es hasta cuándo, porque es de suponer que, más pronto que tarde, teletexto se apagará para siempre.