El lunes 13, Ramón García se coló como cada día en la casa de los espectadores de Castilla-La Mancha Media a través de su programa En Compañía. Pero lo hacía con una aciaga noticia: la primera mujer asesinada en 2020 como consecuencia de la violencia machista en esa comunidad autónoma había conocido a su verdugo, que también murió, en el programa.
“Espero que no se hayan dado cuenta pero hoy me está costando, es quizás el día que más me está costando ponerme delante de estas cámaras” dijo hacia la mitad del programa. Sin dar detalles de nombres (“la investigación sigue su curso”), explicó que el crimen ocurrido en Puertollano (Ciudad Real), “ha sido un asesinato por violencia machista, y la mujer que ha muerto asesinada estuvo aquí sentada”, reveló.
“Habíamos pensado no hacer el programa. Ustedes saben que si algún programa de televisión lucha contra la violencia machista es este, y saben por qué. Porque aquí hemos escuchado historias espeluznante de mujeres que lo han sufrido en su propia vida. Tenemos infinidad de testimonios de violencia machista”, explicó. “Es muy duro hacer este programa. Una vez más ha vuelto a pasar y nos ha caído en casa. Han matado a una de las nuestras”.
“Yo no sé cómo decirlo, no sé cómo condenar en nombre de este programa, de los que lo hacemos, de esta televisión siempre pegada a la lucha contra la violencia machista... No sé cómo podemos parar esto, pero todos somos responsables”, continuó diciendo, y expresó su deseo de que llegue el día “en que nunca más tenga que escuchar a una señora que ha sido maltratada ni los informativos no tengamos que contarles nunca más que una mujer ha sido asesinada a manos de un hombre”.
A continuación, como cada día, llevó a cabo la sección estrella del programa, en la que la gente más mayor acude a presentarse para encontrar pareja y así “luchar contra la soledad”, tal como suelen decir.
El caso de Ana Orantes
Con este suceso, muchos han recordado el caso de Ana Orantes, la mujer que denunció ante las cámaras de Canal Sur en 1997 la violencia de género que vivía por parte de su exmarido, quien la quemó en su domicilio después de acudir a la televisión.
“Ana Orantes con su vida, con su sangre, consiguió que se modificase el código civil y se hiciese una ley por fin" recordó Irma Soriano hace unos años, pues ella fue a ella a quien le contó las numerosas palizas que recibió a lo largo de su vida.