El debate de las tentaciones cuenta con rostros habituales de Telecinco como Ylenia Padilla, Sofía Suescun o Suso Álvarez. Además, ha incorporado a Alejandra Rubio, la hija de Terelu Campos, y a un personaje que ha desconcertado a los más jóvenes, y que se preguntan por qué un sacerdote comenta un programa de infidelidades. Hablamos del padre Apeles.
Con más de 50 años a sus espaldas, Apeles presume de ser sacerdote y abogado, y en su currículo, además, cuenta con experiencia televisiva tanto en calidad de presentador como de colaborador. A mediados de los 90, su ácida forma de comentar la actualidad le hizo indispensable en programas como Moros y Cristianos, Crónicas Marcianas, Día a día o El Puente, un formato veraniego en el que se enfrentó con todo tipo de videntes, esotéricos y amantes de lo paranormal. Una de sus mayores enemigas catódicas fue Aramís Fuster, a la que fácilmente sacaba de quicio.
Nunca tuvo pelos en la lengua, y su forma descarada de criticar o contestar a todo el mundo le hizo conectar con la gente. Incluso llegó a tener su propio programa en Telecinco, Cita con Apeles, una especie de talent show que arrancó en otoño de 1997,al que cualquiera podía ir a contar sus vivencias, a cantar o a bailar; eso sí, si el público se aburría, el participante era retirado del escenario. En aquel programa hizo su debut Rocío Carrasco como comunicadora, aunque la aventura solo duró un trimestre en antena.
Recordemos que en aquella época fue desautorizado por la Conferencia Episcopal española, que afirmó que Apeles nunca había pertenecido a diócesis española alguna o a institutos en España, y que ejercía el sacerdocio fuera de toda jurisdicción. A pesar de ello, se codeó con lo más ganado del famoseo patrio, como Terelu Campos, la familia Mohedano, Lara Dibildos o la vidente Cristina Blanco, madre de Miguel Ángel Muñoz. Incluso acompañó de forma puntual a Carmen Sevilla en Telecupón. Y sin olvidar a Yola Berrocal, a la que lanzó a la fama después de unas fotografías comprometidas de ambos.
Como tantos otros personajes televisivos, su fama se fue diluyendo, hasta caer en el olvido. Entonces se mudó a Alemania, y años después confesaría en Viva la vida que la televisión le pasó factura, e incluso intentó quitarse la vida allá por 2012. “Tenía ganas de morirme. No tenía ganas de vivir. Tomaba muchos somníferos. Iba andando y me torcía mucho los pies. Llegó un momento en que solo tomaba las pastillas. Un amigo médico me inyectaba cortisona... Fue entonces cuando decidí ir al hospital” explicó. Incluso, “estuvo a punto de fallecer” porque la televisión le “desbordó”.
En Sábado Deluxe también habló de su vida y de su ascenso y descenso a la fama. “La televisión esperaba de mi lo que yo no podía darle. Si hubieran sido inteligentes, hubiera durado más” le dijo a Jorge Javier Vázquez, en 2017. También le aseguró que le habría “gustado estar en televisión de otra manera. Me convertí en carne de cañón”, y que “cuando trabajaba en televisión, vivía como un marqués no como un cura… Estaba preocupado más por otras cosas. Fue una época que se me vino encima todo… Con el tiempo me di cuenta de que estaba perdiendo el tiempo”.