Hace escasas dos semanas, escribía este mismo portal un artículo de opinión titulado Cómo ‘OT 2020’ demuestra que hay que seguir dando visibilidad LGBTIQ+ en televisión. Porque en la academia se ha cuestionado la homosexualidad, se hicieron comentarios despectivos, se llegó a decir que era un “asco” ver a un hombre maquillado.
Lo que no me imaginaba es que días más tarde podría escribir otro titulado prácticamente igual, en este caso, centrado en la transexualidad. Y es que en esta semana, Iván Labanda, profesor de interpretación, le pidió a Bruno que interpretara una situación en la que se “enrolla” por primera vez con la chica que le gusta “y me he encontrado con un órgano genital que no me esperaba”.
Aquello generó risas. El profesor decía que la belleza está en el interior, como chascarrillo. Samantha, una alumna, ya apuntaba que aquello era “transfobia”, pero también como chiste.
Iván Labanda, durante su disculpa
"No pasa nada, Paco". Pues sí que pasa.
Bruno podría haber hecho un ejercicio intimista, que desarrollase aquella empatía de la que les habló Paco Tomas en la charla sobre diversidad. Hacer una confesión de amor de verdad. Mostrar respeto, o preguntarle a su chica si es que desconoce del tema. Pudo protagonizar una escena que pudiera encajar, por ejemplo, en la serie Pose. Pero se lo tomó a cachondeo. “No pasa nada, Paco, si eso se opera” fue su diálogo durante el ejercicio.
El ejercicio pudo enfocarse desde el romanticismo, o el drama, pero se tornó comedia
El profesor no paró el ejercicio. No intentó explicarle a su alumno que ser transexual no significa tener que someterse a una operación para reasignar tu sexo. Que no puede llamar Paco a alguien que se presenta a sí misma como mujer. En las redes sociales se lió. Numerosos activistas alzaron la voz contra el programa. Iván Labanda tuvo que pedir perdón en redes, admitiendo su error, y señalando que él mismo pertenece al colectivo.
Más tarde, con los alumnos ante Noemí Galera y Manu Guix, confesó no haber sabido que una improvisación así “reproducía unos estereotipos y patrones de conducta que ya deberían estar erradicados”. Galera apuntó que “a veces tenemos conductas y actitudes tan asumidas y tan dentro de nosotros que no nos damos cuenta de que pueden hacer daño, molestar u ofender a alguien que nos esté viendo”.
Una escena digna de ‘Aquí no hay quien viva’
La transexualidad se volvió algo jocoso en OT, como ha ocurrido durante años en algunas comedias televisivas. Por ejemplo, en la etapa final de Aquí no hay quien viva uno de los personajes era una chica trans, Raquel (interpretada por Elena Lombao), hermana de Mamen (Emma Ozores) y cuñada de Higinio (Ricardo Arroyo).
A Raquel, Higinio solía llamarla Raúl, su dead name, igual que hizo Bruno llamando Paco a su novia. En la serie, cuando la muchacha empieza un romance con Emilio (Fernando Tejero), el hecho de su transexualidad sirve para que el grupo de amigos pusiese en duda la virilidad del portero por compartir su vida con una chica trans. Como ocurrió en OT, cuando los compañeros le dijeron a Bruno, como si fuese un dardo, que seguro que “eso le había pasado”.
En 'ANHQV' trataban al personaje de Raquel igual que Bruno a su hipotética novia
En aquel momento, en Aquí no hay quien viva podría admitirse esa licencia porque unos personajes ignorantes y perdedores hagan escarnio a costa de un personaje transexual, porque realmente se retratan a sí mismos y a su ignorancia. Ven la paja en el ojo ajeno, pero no veían la viga en el propio.
Sin embargo, en el caso de OT es más grave. Porque a ellos ya les habían explicado que “los roles y expresiones de género establecen cómo nos mostramos a los demás, cómo queremos que nos vean. Cómo tienes que ser porque eres hombre o ser mujer. Son ideas preconcebidas que hay que desmontar. ¿Dónde está escrito que un hombre no puede llevar falda?”, tal como les dijo Paco Tomás.
Que “cualquier comentario que hagáis que pueda ser interpretado como negativo provoca que yo en casa vuelva a tener miedo y, peor aún, que alguien pueda sentirse legitimado para insultar y agredir”. Que no es cuestión de ser homosexual, bisexual o transexual, sino de tener empatía. Que desde el programa “podéis ayudar a mucha gente”.
Y que las bromas pueden dejar de serlo si la otra parte no se ríe, porque “la broma es un código”. Pero se ve que aquello no caló. Y así, las potenciales estrellas futuras de la música de este país, han demostrado que la transexualidad es una coña. Que llamar Paco a una mujer trans es divertido. Y que siguen sin pensar las cosas dos veces antes de abrir la boca.