Antes de nada voy a confesar algo: me encanta la aventura televisada, He disfrutado con los programas de Jesús Calleja y se me ponen los pelos de punta al escuchar la sintonía de Pekín Express. Por ello, cada año me decepcionó un poco más al ver el casting de Supervivientes. Sé que es un espectáculo que voy a disfrutar, me voy a recrear con los paisajes paradisiacos y voy a apoyar a los concursantes que mejor se desenvuelvan en la supervivencia, pero no me creo su afán de superación. Simplemente es eso, no creo que les mueva el espíritu aventurero, creo que buscan una silla en el plató de Sálvame, y eso me da pena y me asquea a partes iguales.
Con el panorama que hay en la televisión española me veo obligado a mirar fuera de nuestras fronteras para poder disfrutar de la aventura en estado puro (y que me perdone El conquistador del fin del mundo, un formato que me hace envidiar a todos los afortunados que pueden sintonizar ETB en sus televisiones). El Survivor de Estados Unidos es mi programa favorito, pero hoy quiero hablar de otro programa, se trata de Desafío, un formato colombiano que ha demostrado que sabe cómo atraer a toda clase de espectadores.
Caracol Televisión compró los derechos de emisión del formato original (el mismo que vimos en Telecinco en 2000 y 2001), pero al contrario que en España tuvo que enfrentarse cara a cara con La isla de los Famosos, algo que provocó ambos programas introdujesen cambios en su mecánica para tratar de derrotar al rival. El margen de maniobra que ofrecía Survivor era nimio, por lo que se decidió empezar de cero, creando un nuevo formato que tomó el nombre de Desafío.
Convivencia y aventura a partes iguales
Lo primero que se hizo fue modificar el ritmo de emisión. Se olvidaron las galas semanales y se ubicó un capítulo cada día de la semana, como si de una telenovela se tratase. En cada episodio se vive una situación clave para el programa, por lo que es mejor no perderse ninguno si quieres enterarte de todo. Al mismo tiempo, al emitir tanto metraje hay cabida para la aventura y la convivencia a partes iguales, la estrategia y la supervivencia se mezclan con el amor y la amistad, cubriendo las expectativas de todos los espectadores.
El casting está formado por tres tribus, cada una con unos perfiles muy diferenciados que aportan dimensiones diferentes al juego y que se cruzan de forma constante. El equipo naranja está formado por famosos, quienes se manejan perfectamente ante las cámaras pero tienen miedo a mostrar su verdadera identidad, el verde por anónimos que no tienen nada que perder y luchan a cara descubierta por ganar el premio final y no ser pisoteados por aquellos cuyo nombre ya es conocido por el gran público y el azul por ex concursantes de un reality de supervivencia que buscan redimir sus fallos y saben perfectamente cómo funciona el programa.
Cada día de la semana en que se emite tiene un desafío distinto para avanzar en su mecánica
Cada semana (cinco episodios) se vive un ciclo completo de la competencia. El primer día se juega el desafío territorial, con el equipo ganador siendo trasladado a un campamento donde disfrutar de todos los lujos imaginables, el segundo ubicándose en un lugar sin ninguna comodidad pero con posibilidades para sobrevivir y el perdedor enfrentándose a una semana entera en una ubicación desoladora con nada con lo que llenar el estomago. No obstante, un desafío de capitanes (donde sólo lucha un integrante de cada equipo) permite ganar algún alimento u otra clase de ventaja.
Un día más tarde se juega el desafío de salvación, donde el equipo ganador logra la inmunidad para todos sus integrantes. Los dos equipos perdedores luchan un día más tarde en el desafío final, aquel que pierde tiene que luchar en el desafío individual, donde se enfrentan todos contra todos para salvarse de la expulsión. Al final de la semana se produce el juicio de eliminación, y uno de los concursantes que no ha sido capaz de ganar ninguna prueba en toda la semana pierde su puesto en la competencia.
Lucha por edades, clases sociales... y regiones
Esta es la mecánica básica, pero cada temporada (y ya se han emitido 11) ha introducido jugosas novedades. Durante años los anónimos, famosos y exconcursantes dejaron su hueco a otro tipo de casting: se dividieron las tribus por edad y por clase social, pero el gran éxito del programa llegó con La lucha de las regiones.
Enfrentaron a equipos formados por representantes de las zonas más influyentes del país, y la audiencia subió como la espuma. Imaginad por un momento que catalanes, andaluces, gallegos, vascos y madrileños se enfrentaran cara a cara en un programa de máxima audiencia. Pues allí ocurrió exactamente aquello que estáis pensando, se sucedieron las críticas y se llamó al boicot publicitario, pero los espectadores siguieron atentos a cada uno de los movimientos de los concursantes, por lo que se repitió esta mecánica en cuatro ocasiones más.
Ahora se ha regresado al concepto original, con famosos, anónimos y ex concursantes de Desafío, aunque cada temporada sorprende con una nueva ubicación. En 2013 la aventura se trasladó a Senegal, en 2014 Marruecos fue el país anfitrión y en 2015 La India es el destino escogido. Todo ello comandado por Margarita Rosa de Francisco, una de las actrices más famosas de Colombia.
Los concursantes del programa se convierten en estrellas mediáticas, pero al concursar todo el mundo se olvida de ello y lucha por llegar lo más lejos posible en la competición. Si os gusta la aventura, permitid que Desafío os sorprenda, no en vano es un formato que ya ha llegado a Estados Unidos y México, y cuya mecánica encajaría perfectamente en una cadena como Cuatro.