El año pasado por estas fechas estaba mordiéndome las uñas pensando en quién sería el próximo expulsado de GH VIP. Belén Esteban se enfrentaba a los gritos del público y las galas se convertían en una fábrica de vídeos con las frases de Ylenia. GH VIP redescubrió el mundo del reality con famosos encerrados en una casa. Pero este año me aburro.

GH VIP 4 se ha convertido de la noche a la mañana en un contenedor de vídeos de la familia Matamoros. Y ya no lo esconden. Lo único que busca el programa es crear situaciones en las que la familia Matamoros tenga algo que decir. Ya sea fuera o dentro de la casa. Da igual si el vídeo lo protagonizan Javier Tudela y Laura Matamoros o Makoke y Diego Matamoros. 

Lo importante es que al final de la semana todo este contenido termine sí o sí en manos de Sálvame Deluxe. Ya ellos sabrán sacarle todo el jugo al asunto. Mientras, el verdadero reality se ha convertido en un pobre generador de vídeos para la web que poco interés tienen.

Los concursantes de GH 16 llenaban cada día páginas y páginas de los diarios online con sus broncas, estrategias, chismes y rumores. Los secretos de los concursantes les dieron un valor añadido. Este año, en la versión VIP, hay que escarbar durante bastantes minutos para encontrar un vídeo que pueda merecer la pena.

Una pena. El casting era (y es) muy bueno. Había nombres nuevos que podían sorprender. Bombazos inesperados. Personajes íntegramente de Telecinco a los que recurrir si la cosa se ponía simplona. Y desvergonzados que darían un toque de humor a la escena. Y ninguno de ellos ha funcionado como debería en conjunto.

Poco importa quién se marcha y quién se queda. Ya no importa verlo en directo. Ya no eres un bicho raro si llegas a la oficina y no sabes quién ha sido el expulsado o quién ha tirado de los pelos a quién. Ahora eres rarito si no ves a Bertín Osborne.

GH VIP tuvo la oportunidad la pasada semana de meter un empujón a la casa con la entrada de un nuevo concursante. La elegida era la exuberante Charlotte Caniggia, pija sin contraindicaciones. Ha llegado para desquiciar a la casa al completo con sus exigencias. Si bien lo ha conseguido, también ha unido a los concursantes en su contra y no ha provocado los bandos que tan bien funcionan en un reality show. 

Aunque, de momento, las audiencias acompañan, los datos no tienen nada que ver con los que vimos el pasado año. La cuarta gala de la pasada edición rozaba los 4 millones de espectadores. Cada semana, el reality se iba haciendo con más seguidores. Este año, cada semana supone un nuevo mínimo y su cuarta gala marcó 2,8 millones de espectadores. Una diferencia notable a tener en cuenta. ¿Qué te pasa GH VIP? ¿Por qué ya no me haces sufrir como tanto me gusta?