Chicote, recoge tus cuchillos y vete

En mi círculo de amigas, dicen que soy soez. Que me paso de vulgar, de chabacana… Es leer mi blog y quemar todas los teléfonos del Bluper. Lívidas, sin aliento… Como si acabaran de ver aquel primer desnudo de Bibi(ana) Andersen (Fernández) en Interviú. Aquel vello tan negro en lugar tan prohibido.

¡Cómo si la vida no fuera ordinaria! ¿No es vil que la carne, un día turgente (trémula que diría Pedro) se me caiga y arrugue a mis “taitantas” primaveras? La naturaleza es baja, arrabalera… pero también implacable. Yo, no puedo serlo menos. Soy el exceso hecho verbo.

¿Por qué os cuento esto? Pues primero, porque me da la gana y, segundo, porque es lo que le ha pasado a Chicote y su Top (Down) Chef. De tanto repetirse y repetirse y repetirse… se ha vuelto puro vulgo. Pasto del bostezo. ¿Conocéis el dicho de “lo poco agrada pero lo mucho enfada”?

Paco Roncero es más artificial que la nueva cara de Camilo Sesto

Pues en la ausencia de aplicación del mismo radica el tedio que atufa al otrora ágil programa de cocina (parezco hasta culta). Chica, un ratito de cocineo bajo presión lo aguanta una. Un ratito de las broncas perpetuas (como las nieves del Kilimanjaro) de Chicote y del “buerrollismo” de Susi te lo comes (nunca mejor dicho). Un par de “gags” de impostura “made in” Paco Roncero, lo toleras… este tipo es más artificial que la nueva cara de Camilo Sesto.

Lo que no puede ser es esta orgía de tópicos. Ese tufo a cartón piedra. Hay que innovar. ¿Cocinar en Turquía? ¿Dar de comer a deportistas profesionales (de élite que dicen los mascachapas del diccionario yeyé)? Por favor, estáis más vistas que el flequillo de Ana Blanco.

Dadles un infiernillo Camping Gaz a los chicos y que le hagan unas gachas a la Pantoja a la puerta del talego. ¿Qué se yo? Un cocido madrileño para Pelayo y sus amigas “influencers” a ver si se les quita la cara esa de youtuber que tienen… Unas tapas de pollo para Andreíta y unos calçots para la Esteban, que ahora es una megaestrella en Cataluña. Un pote gallego para Mon Santiso y Silvia Jato (Premio Iris, por cierto, como mejor presentadora “autonómica”). Hay que ser transgresor, sí, pero sobre todo no ser previsible.

Ese (mal) humor tan característico

Los programas se hacen más largos que las entradillas de José María Carrascal aquella noche del huracán “Spring… Steen”. ¿En serio para “deconstruir” un huevo frito al “humo de trufa” hace falta hora y media? Arguiñano te hace una cazuela de morro estofado y manitas de cerda con pimientos de padrón que tiembla el misterio en 20 minutos justos.

Otra cosa innovadora: concursantes que se llevan mal… ¡Uhhh qué innovación

Y luego está el tema de la música de tensión… Yo le quito la voz a la tele y me pongo el disco de los Supersingles durante la prueba de eliminación. ¡Me cago viva! ¿En serio tiene que sonar la banda sonora de Jack el Destripador para darle ambiente al asunto? ¿No es suficiente con los cuchillos que se lanzan los concursantes durante el programa? Otra cosa innovadora: concursantes que se llevan mal… ¡Uhhh qué innovación! Too much for me.

Chicote, me encanta ese (mal) humor tuyo tan característico. Esa mala baba que tienes con los aspirantes (estos eran los del programa bueno ¿no? Los de MasterChef) cuando tu ojo implacable percibe que tienen el fogón con más mierda que el piso de Carmen de Mairena.

Me encanta cuando les miras de arriba a abajo con esa cara de querer sacarles los hígados… pero Top Chef te queda, cada miércoles, poco cocido. Debe ser que de tanto interpretarte a tí mismo le has perdido el punto a la carne. Yo me bajo al Burguer KING, que para comida basura prefiero a los especialistas.

Ilustración de Alberto Chicote: Javier Guijarro