Ismael Nicolás, uno de los participantes de La isla de las tentaciones, fue uno de los grandes protagonistas de la edición especial de Mujeres y Hombres y Viceversa (Cuatro). El joven se derrumbó en el cara a cara con la que fuera su novia Andrea y aseguró haber llegado “a su límite”.
Mientras su ex pareja lloraba a su lado, el ex participante de First Dates aseguró que la situación que estaba viviendo no era nada fácil, y no solo durante la grabación del programa, también al salir y, sobre todo, en las últimas semanas.
“Durante un mes he aguantado ataques a mi familia, a mi persona, que se ponga en duda cosas tan obvias como mi orientación sexual y todo esto por su parte y de su madre”, denunció Ismael entre lágrimas.
Durante un mes he aguantado ataques a mi familia, a mi persona
La barcelonesa, que rompió con el tentador Óscar durante el último pase del espacio de Sandra Barneda, trató de defenderse y aseguró que ella ha sido la primera en desmentir esos comentarios. Sin embargo, su ex novio continúo justificando su postura y subrayó que no merecía el “daño que se le ha hecho gratuitamente”. “Durante la emisión del programa no te he mencionado en ningún momento, no me he metido contigo, no he puesto en dudas tus palabras, no te he faltado al respeto”, le recordó a la catalana.
Andrea justificó el comentario de su progenitora, ella lo calificó como “duda”, de la orientación sexual del joven durante el Debate al indicar que se iba a conocer la verdadera cara del que fuera su futuro yerno durante más de un año. “Pues hay que tener cuidado con las palabras que se dicen, sobre todo porque yo no estaba presente y no me podía defender porque el daño que se hace es mucho”, le contestó enfadado.
Nagore Robles pidió a ambos que se miraran a los ojos y se sinceraran sobre sus sentimientos. El joven reconoció tener mucho cariño por la que fuera su novia, pero también fue claro al descartar mantener ningún contacto con ella en el futuro. “No siento nada, siento dolor y traición”, dijo. Sentimientos compartidos por la catalana, una situación sentimental que confirma la imposibilidad de una segunda oportunidad.