La noche de los miércoles La 1 emite Néboa, un thriller ambientado en una isla gallega en la que se cometen asesinatos en plenas fiestas de carnaval. Una producción que tiene, en principio, muchos ingredientes para enanchar a la audiencia: un reparto encabezado por alguien tan conocido y premiado como Emma Suárez, una historia de misterio que conecta el presente y el pasado, asesinatos, narcotráfico y hasta un punto de folclore.
Sin embargo, los datos obtenidos hasta el momento no son gran cosa. La serie estrenó el 15 de enero con 1.573.000 espectadores y una cuota del 10,3%, que se fue deshinchando hasta llegar a 1.044.000 espectadores y un 7,0% en su cuarto capítulo; desde entonces, ha mejorado algo sus datos, y en la entrega de la pasada semana llegó a 1.201.000 y una cuota del 8,1%.
¿Qué ha fallado en ‘Néboa’?
Para empezar, hay que dejar claro que la ficción en abierto no pasa por su mejor momento. De hecho, está en una importante crisis debida a la fragmentación creciente de la oferta, el arranque tardío de las ofertas de prime time y, sobre todo, la competencia con los operadores de pago y las OTT’s.
A pesar de eso, Néboa ha ofrecido un producto que es interesante, pero que está lejos de ser una serie redonda. La ficción traslada al espectador a una pequeña isla gallega; allí, aparece el cadáver de una adolescente en un lugar rodeado de leyendas, O Burato do Inferno. Además, en esa misma cueva ya habían aparecido cuerpos asesinados de la misma forma, en 1919 y en 1989. En ambas ocasiones, estos crímenes iniciaron una serie de cinco asesinatos durante los ocho días de carnaval. Asesinatos que nunca se llegaron a resolver y que fueron atribuidos a el Urco, un hombre con cabeza de lobo que sale del mar.
El Urco, la leyenda que podría haber dado más de sí
Galicia es un enclave mágico, lleno de leyendas y tradición. La tierra de las meigas, de la Santa Compaña. Aquí nos descubren la figura del Urco (que existe, no es una licencia de la serie) pero se queda en poco. Falta ese elemento sobrenatural que llegue a invitar al espectador que de verdad tras los asesinatos hay un ser fantástico, no un vecino enmascarado. Que se justifique por qué se repiten los mismos crímenes en la isla en diferentes épocas, que se descifre el patrón.
Néboa tiene un ritmo bastante lento, algo que juega en su contra. Los capítulos, de una hora de duración, bien se podrían sintetizar en 45 minutos. Y conste que hay thrillers con ritmo calmado en el que las pausas y los silencios se convertían en sus virtudes, como por ejemplo Malaka, que ha sido la única serie en abierto nominada en los recientes Premios del Sindicato de Guionistas.
Y es que en Néboa hasta nos encontramos pequeñas meteduras de pata sobre cuándo transcurre la acción; por ejemplo, el episodio ‘Domingo de bica’ técnicamente ocurre un domingo de carnaval, pero ese mismo día los niños van al colegio, y los supermercados están abiertos, según se desprende de los diálogos.
La profundidad de los personajes
Del mismo modo, a los personajes les falta profundidad. No conocemos nada de Mónica (Emma Suárez) antes de llegar a la isla. Intuimos que tiene sus demonios interiores, esos que le llevan a fumar a escondidas, pero poco más. Tampoco sabemos mucho de Carmela (Isabel Naveira), ni de los Ulloa, ni de los amigos de la difunta Ana (Denisse Peña), a pesar de que nos dan pinceladas de amores prohibidos, frustrados.
En ese sentido, la trama que peor está explotada es la de Vega (Alba Galocha), la hija de Mónica, que al parecer fue víctima de violencia machista. Parece que escondía un gran drama personal, que quedó pronto resuelto, y podía haber dado mucho más de sí.
A pesar de todo esto, Néboa tiene su aquel. Una vez te has metido en O Burato do Inferno quieres llegar hasta el final. Saber por qué mataron a Ana, si es que hay explicación. O al menos, descubrir quién lo hizo. Descubrir si los crímenes tienen algo que ver o no con el narcotráfico, o con la iglesia del pueblo. El que aquí escribe estará atento esta noche, para ver si el Urco mata a una quinta víctima, o si Carmela y Mónica lograrán pararle los pies. Y es que ya quiero saber quién cona se dedica a matar gente en la isla.