Hace unos días, con motivo del homenaje de Carmen Aniorte a José Luis Balbín en su Generación UHF -paradójicamente días antes de recibir el Premio Nacional de la Televisión-, me encontraba con un debate de La Clave dedicado a la homosexualidad.

“Este era uno de nuestros temas tabú. Pero de siempre hemos creído que no debería haber temas tabúes en este programa. No obstante, no era fácil porque el tema era suficientemente delicado porque si salía mal fuéramos criticados y si salía bien, también”, decía Balbín al principio del programa.

Que TVE dedicara un programa a la homosexualidad en 1983 era una gran victoria

“Por una parte, algunos personajes públicos piensan que deben ser temas a no tratar en público. Y, por otra, corremos el riesgo que haya quien piense que el tratamiento no es suficiente. Pero con todos esos riesgos, era más importante mostrar que ha llegado el momento que no hay temas tabúes”, añadía.

Al escuchar estas palabras, así como las posteriores declaraciones de algunos de los tertulianos más conservadores, me daba cuenta de cómo la televisión ha sido clave para la normalización de las relaciones entre personas del mismo sexo en nuestro país, y de cómo se ha ido representando a lo largo de los años.

Y es que aquella tertulia de La Clave no era un simple debate. Que la televisión pública dedicara un programa a la homosexualidad era una gran victoria para el movimiento gai. Una oportunidad única para acercar la desconocida realidad del colectivo LGTB a los españoles.

Un archivo que sirve, además, para recordar el grado de tolerancia y aceptación que existía sobre este tema en 1983. ¿Se imaginan a personajes públicos diciendo que el tema de la homosexualidad no se debe tratar en público?

Lo mismo ocurre con Anillos de oro, la serie que más tabús rompió en la sociedad de los años 80. En su séptimo capítulo se abordaba este tema, sin embargo, no había constatación verbal o visual de la homosexualidad del personaje.

"Podrías haber vivido sólo o con quién te hubiera dado la gana, pero sin engañar a nadie ni tenerlo de tapadera. Eso no. Se es lo que se es sin tapujos. Lo que tú haces es demasiado asqueroso", le decía el ama de llaves al personaje de Tony Isbert. 

"Riesgo para los menores"

Otro gran paso se produciría a finales de los 90. Entonces, TVE estrenaba Tío Willy, la primera serie en España protagonizada por un personaje homosexual. Una temática que no fue bien recibida por la Agrupación de Telespectadores y Radioyentes.

'Al salir de clase' y 'Física o química' ayudaron a mucha gente a salir del armario

Esta asociación expresaba su deseo de que la serie tuviera en cuenta "la debida protección a la infancia y a la juventud, y el riesgo de daños al desarrollo físico, mental y moral de los menores, previsto en la Ley de Televisión sin Fronteras".

Por su parte, el tristemente fallecido Pedro Zerolo señalaba que “esta serie supone un avance más hacia la normalización, con los riesgos que ello pueda comportar. El protagonista puede que esté estereotipado, pero esto también sucede en otro tipo de obras”.

También fue un gran avance la inclusión de un personaje gai en Al salir de clase. “Guardo con un cariño tremendo en casa de mi abuela cajas y cajas de zapatos con cartes de gente contándome sus experiencias y agradeciéndome que les hubiera hecho replantearse muchas cosas. Porque, en definitiva, ayudé a mucha gente a salir del armario”, decía Alejo Sauras a la revista Shangay.

Lo mismo ocurriría años después con Fer, de Física o Química. O con Esther y Maca, de Hospital Central. O Fernando y Mauri y Bea y Ana, de Aquí no hay quien viva. O Pepa y Silvia, de Los hombres de Paco.

Y no digamos de la importancia de rostros como Jesús Vázquez, Jorge Javier Vázquez, Jorge Cadaval o Sandra Barneda hablando abiertamente de su homosexualidad en televisión. Hechos que hoy en día no sorprenden, pero que ya forman parte de ese archivo de cómo la televisión ha sido clave para la igualdad de derechos.