De manera excepcional, Aquí hay tomate regresó a Telecinco por su 30 aniversario en la parte final de Sálvame, que se rebautizó como Sálvame Tomate. Rescató su sintonía, sus reporteros de antaño, y también sus presentadores, Carmen Alcayde y Jorge Javier Vázquez.
“¿Me has echado de menos?” preguntaba Carmen a su compañero, tras más de diez años sin trabajar codo a codo. Jorge bromeó diciendo que no la había echado en falta. “Yo te he echado de menos y sobre todo echo de menos... ¿Te lo digo? Echo de menos cobrar lo que cobras tú” llegó a decirle la presentadora.
El programa rememoró aquella época en la que la Duquesa de Alba llamaba ‘Tomatito’ a Miquel Serra, reportero que se volvió a ver con el viudo de la aristócrata, Alfonso Díez. Incluso volvieron a llamar I. P. a Isabel Pantoja, en una pieza sobre su último concierto.
Además, el programa revivió uno de sus peculiares concursos: el elegir al concursante menos atractivo. Si antaño buscaban a Miss Fea entre las participantes de Miss España, ahora buscaron a Miss y Míster Escombro entre el cásting de Supervivientes.
Entre las chicas ensalzaron “la falta de sensualidad y glamour” y las candidatas a Miss Escombro fueron Vicky Larraz por tener “muy mal gusto” y porque “los retoquitos de la cara para parecer que no vivió la movida solo quedan bien con maquillaje”. Ana María Aldón por sus “bañadores esperpénticos” y solo estar favorecida con la escafandra de bucear. A Rocío Flores le criticaron que siempre lleve “camisetas de limpiar los cristales” y que parezca que se ha dejado el bañador en casa. Por su parte, a Elena, madre de Adara, le criticaron haber dejado atrás su imagen elegante, a la que nos tenía acostumbrados y su pelo "seco como la mojama".
De los chicos destacaron que hay buenos “torsos desnudos y al sol” como los de Hugo, Jorge o Ferre, y que por ello, los nominados a Míster Escombro eran José Antonio Avilés por su “lorcita cordobesa”, Alejandro Reyes por su “belleza a lo Mowgli, del libro de la selva”, Cristian Suescun por “su forma de rascarse sus más preciados tributos” y Antonio Pavón por su manía de subirse el bañador “hasta los sobacos”.