Supervivientes 2020 ya va perfilándose y cogiendo forma. Parece ser que el hambre y las condiciones climatológicas hacen mella en los concursantes y los conflictos entre ellos ya son habituales.
Por ejemplo, Rocío Flores y Fani, las que se las daban de amigas, tuvieron una gran bronca después de que la participante de La isla de las tentaciones le reprochara a la nieta de Rocío Jurado lo vaga que es. Al final, todos los concursantes tienen un rol en el casting: se les contrata con un fin y, en ocasiones, eso justifica algunos grandes cachés.
De Rocío esperamos que nos cuente los detalles y entresijos de la guerra de sus padres
El rol de Fani ya empieza a dejarse ver. Obviamente de ella esperamos que saque su carácter, y parece ser que lo está haciendo. Al igual que Rocío Flores, que le reprochó a la novia de Cristofer que ella no ha venido por el dinero, que en todo caso es mentira o en su defecto, cuestionable.
La hija de Antonio David está allí para vivir la experiencia también, pero fundamentalmente por el gran caché que se embolsa semanalmente. Caché que, quizás, se justifica por las grandes declaraciones que esperamos respecto a su madre, Rocío Carrasco. Ese es el rol de Flores. De ella, esperamos que nos cuente los detalles y entresijos de la guerra de sus padres. Es así.
Por otra parte, Ana María Aldón por fin se ha pronunciado respecto a su 'no defensa' a Rocío Flores. Partimos de la base de que mucho se ha hablado de que si son familia, que si no sé qué... Aldón es la mujer del segundo marido de la abuela de Rocío Flores. Vamos que Ana es a Rocío, lo que Málaga es a Madrid. Comparten familiares pero, cómo tal, no lo son.
Obviando esto, Ana María se justificó diciendo que si no ha ayudado a Flores es porque ella no lo ha pedido. Y, sin duda, tiene razón. No hay nada peor que ayudar a quién no lo pide. Finalmente, Rocío se derrumbó ante la mirada baja y pensativa de Ana María. Particularmente, ambas me gustan mucho y, si se quedan en la isla, pueden darnos grandes momentos.
Después tenemos a Cristian y José Antonio Avilés, que no paran de discutir y generar tramas. Concursantes así se agradecen porque ambos nos están salvando la edición. Cristian me gusta, pero necesito tiempo para conocerlo más: o de verdad es un bonachón inocente o es una de las personas más sibilinas y maliciosas que hay en los Cayos. El tiempo dirá.
Quedó demostrado que la protagonista de la gala fue Rocío Flores
La audiencia decidió expulsar a Alejandro y Ana María Aldón, que fueron desterrados a Playa Desvalida para someterse al último televoto. Pero, antes, la noche no acababa para Rocío. El programa cebó unas imágenes en las que la nieta de Rocío Jurado se confesaba respecto a la batalla que han librado sus progenitores y cómo ésta la ha afectado. Quedaba demostrado que la protagonista de la gala era ella, y estas confesiones aventuran lo que vendrá: una catarsis, quizás.
De nuevo, los concursantes se disputaron el juego de rango. El ganador fue Barranco, que nombró a Rocío, líder de los siervos, mientras que Ferre fue el líder de los mortales. Va bien que se vayan turnando los liderazgos y que todos se expongan a la nominación. Los nominados fueron a Fani e Ivana, por parte de los siervos, y Hugo y Cristian, por parte de los mortales.
El momento más surrealista de la noche se produjo tras la llegada de Bea, la primera expulsada de la edición, al plató. La ganadora de Gran Hermano17 pidió de manera incesante una hamburguesa a su llegada de Honduras y sus deseos fueron órdenes: Jorge Javier le entregó una hamburguesa del McDonalds para que la disfrutara durante la entrevista.
Finalmente, antes de acabar la gala, la audiencia decidió expulsar de manera definitiva a Alejandro. El joven, que empezó muy enérgico el concurso, se ha ido desinflando y quedó postergado a un segundo plano que claramente no le ha beneficiado.