En el momento de despedir a un año y recibir a otro son muchas las anécdotas que pueden suceder. Los despistes de unos, las transparencias de otras, la capa de Ramontxu, el tupé al viento de Imanol Arias, la poca gracia de otros o si eran grabadas o en diferido...

Desde el año de Marisa Naranjo, se ha puesto de moda el ver la paja en el ojo de los pobres presentadores que, por mucha camiseta térmica, están solos ante el peligro y el frío de la noche. A la mañana siguiente, con la resaca de las juguetonas burbujas del cava o bajo los efectos de la turronitis, dan comienzo los comentarios.

La Nochevieja de 1989 fue bastante sonada ya que, por falta de coordinación, Naranjo no dio ni una campanada y la audiencia se quedó plantada frente al televisor con el cucurucho de uvas y esperando. Según contó la propia Naranjo a Pablo Motos en El Hormiguero, se enteró cinco minutos antes dónde iba a ser la transmisión: una especie de cuartucho sin ventana donde no tenía vistas al reloj por el poco presupuesto que había ese año en TVE.

Así, el desastre estaba más que asegurado, el milagro hubiera sido que saliera bien. Marisa Naranjo es una profesional de las más recordadas de este medio y no me puedo imaginar la carica que se le quedaría cuando dijo "Aquí comienzan las doce campanadas", con el letrero de Feliz 1990 ya iluminado y la gente celebrándolo.

La gran Carmen Sevilla, junto a José María Íñigo, también han entrado en esta singular lista de desastres de Nochevieja. La maravillosa y entrañable Carmen, muy a su estilo, se emocionó y dedicó cada campanada a un deseo: una paz, dos amor, tres... y así hasta las doce. Dejó al pobre Íñigo en tal nivel de perplejidad que en lugar de decir "¡Feliz 1994!" soltó …"¡Feliz 1964!" y Carmen… pues también volvió a los sesenta.

Por último, también está el “despiste” de Irma Soriano. La ahora presentadora de las películas del Oeste en 13tv, por un fallo de coordinación y un fallo de oído, se pasó los cuartos hablando y, cuando quiso dar paso a estos (o eso creía ella), comenzaron a sonar las Campanadas... Iban por la siete cuando Irma se dio cuenta de su metedura de pata y no hubo tiempo para reaccionar.

Todos estos gazapos forman parte del anecdotario de esa noche mágica, aunque para mala pata lo ocurrido el año pasado en Canal Sur que dejó a toda Andalucía enfurecida tras cortar las campanadas con anuncios. Empezaron con la segunda, volvieron a poner publicidad y no conectaron de nuevo hasta la décima.