Ya ha arrancado la tercera edición de Masterchef en TVE. Los fogones están encendidos y los concursantes se han puesto el delantal para demostrar que son el mejor cocinero de la nueva temporada del programa de cocina más visto de la televisión española. 15 nuevos nombres, elegidos entre 15.000 candidatos, que intentarán alzarse con el premio final: 100.000 euros, su propio libro de cocina y un Máster en Cocina, Técnica y Producto en el Basque Culinary Center, la Universidad de Ciencias Gastronómicas más prestigiosa de España.
Alberto: Valencia, 18 años y estudiante de medicina
Brillante estudiante de Medicina. Siente que su misión es salvar la vida de los demás o endulzarlas. Le gustaría montar un restaurante para personas con alergias e intolerancias. Es extremadamente perfeccionista y está obsesionado con que todo esté aséptico. De hecho, siempre oculta en su bolsillo un pequeño bote de líquido desinfectante. Su especialidad es la repostería y por eso admira a Samantha. Su cocina tiene influencia alemana, durante un intercambio en este país descubrió su pasión por la gastronomía.
Encina: Valencia, 69 años y jubilada
A punto de cumplir los 70, presume de haber vivido a contracorriente. Se casó muy joven con un futbolista, se divorció en una época en que nadie lo hacía y se hizo empresaria cuando pocas lo eran. Es la abanderada de la cocina tradicional y arremete contra las modernidades. Se presentó al casting con un plato del siglo XII. Aprovecha al máximo su jubilación: tras estudiar Humanidades en la Universidad de Mayores, está escribiendo un libro sobre la dinastía borbónica. Además, colabora con distintas obras benéficas y ayuda en la cocina de varios comedores sociales.
Antonio: Sevilla, 26 años y técnico de laboratorio
Charlatán, simpático y muy brillante. No le fue bien en los estudios y cambió de opción varias veces hasta desembocar en una profesión en la que se siente frustrado. De fondo, estaba siempre su pasión por la cocina, el único ámbito donde no se siente “un desastre”. Para su familia “la cocina es un hobby, no una profesión”, además les exigía pagar unos estudios muy caros. Loco por la guitarra, toca en un grupo musical. No concibe que la gente esté en el mundo para competir y no para pasarlo bien. Piensa ganar MasterChef para centrarse en lo que más le gusta, pero no luchará por conseguir su objetivo pasando por encima de sus compañeros.
Carlos: Toledo, 24 años y vendedor ambulante
Su padre le define como un “cataguisaos”. Su tiempo lo dedica a vender por las calles quesos y jamones, a entrenar en el gimnasio y a estudiar cocina, aunque tanto trabajo apenas le deja tiempo para sus clases. Siempre fue muy deportista, ha estudiado actividades físico- deportivas y ha trabajado como socorrista, pero desde pequeño supo que su sitio estaba en una cocina. Su primer recuerdo es ayudando a su abuela a hacer el pisto. Ella y su madre han sido sus maestras en la cocina tradicional. En sus estudios de cocina empezó a sentir fascinación por elaboraciones más sofisticadas, por eso quiere abordar la cocina de vanguardia ahora que está en MasterChef.
Víctor: Málaga, 30 años y empresario
Ha vivido varias vidas en una. Mientras estudiaba Publicidad, pasó varias temporadas viviendo en Australia y en Inglaterra trabajando de camarero, vendió libros como comercial y, hace menos de un año, montó una empresa con su mejor amigo. Anteriormente, había triunfado por medio mundo como jugador internacional de póker. Se considera una persona muy especial y con un humor cambiante. Para Víctor, la cocina es una pasión desde pequeño, un nexo de unión con su padre y con su abuela. Además de la mejor forma de canalizar su energía.
Fidel: Alicante, 35 años y camarero
A Fidel, la vida le dio la espalda casi desde el momento en que nació. Se crió en un orfanato hasta los 18 años y, al salir, ingresó en la Armada. Terminó por ser destinado a Bosnia, donde se encontraba cuando ocurrió el atentado del 11-S. Pese a todo, Fidel es un hombre responsable, muy trabajador y optimista, que valora cada instante de la vida. Trabaja como camarero, mientras espera ansioso llegar alguna vez a trabajar en la cocina. Ve en MasterChef la oportunidad que la vida le ha negado desde niño.
Sally: Paraguay, 31 años y Auxiliar de óptica
Abandonada por su madre y adoptada por unos tíos, que nunca la acogieron en la familia, a los 14 años terminó en las calles. Trabajando en el servicio doméstico, fue cuando encontró el cariño de una jefa que se ocupó de ella. Le dio estudios y le inculcó un amor por la cocina. A la muerte de su jefa, Sally emigra a España. Ahora tiene un trabajo estable, un marido al que adora y una hija que se ha convertido en el centro de su vida. Siempre ha estado presente su pasión por la cocina, que la sacó de las calles y que enamoró a su pareja la primera vez que probó uno de sus platos. Ahora pretende que la cocina sea su medio de vida tras MasterChef.
Sara: Barcelona, 27 años y profesora
Tras diplomarse en magisterio en educación especial, decide darle una oportunidad a lo que siempre le había apasionado: la cocina. Como no puede permitirse los estudios de cocina, se enrola en un viaje de aventura junto a su novia por toda Sudamérica (intercambiando trabajo por alojamiento y comida). Este viaje le descubre cocinas tan diversas como la peruana, la chilena, la uruguaya y la brasileña, enamorándose de estos sabores. Sara vive su entrada en MasterChef como la única baza que le va a dar la vida para ver cumplido su sueño de ser cocinera.
Pablo: Valencia, 26 años y maestro de artes marciales
Tiene dos pasiones: la cocina y las artes marciales, convirtiéndose repetidas veces en campeón de España de Tai-Jitsu. Su abuela le descubrió los sabores tradicionales. No se considera un verdadero cocinero, pero está dispuesto a poner la misma energía que emplea sobre el tatami para aprovechar todas las enseñanzas que le brinda el programa. Contrasta su carácter competitivo y muy luchador, que le ha hecho acreedor de triunfos deportivos, con su espíritu emotivo y sensible que le hace dedicar gran parte de su tiempo libre a escribir poemas.
Mireia: Murcia, 33 años y educadora en una ONG
No sabe decir que no. Siempre es la primera en ayudar a los demás y de este altruismo nace su vocación política, que le ha llevado a ser concejala y a presidir, hace un tiempo, el Comité Federal del las Juventudes Socialistas. Actualmente trabaja como educadora en una ONG ayudando a niños en riesgo de exclusión social y es voluntaria en una asociación de ayuda a personas con autismo. Hizo sus pinitos en cocina con 15 años y, desde entonces, le sirve para expresarse y relajarse. Más que una profesión, entiende la cocina como una terapia.
Andrea: Barcelona, 22 años y modelo
Está a unas asignaturas de ser odontóloga, trabaja como modelo y se ha recorrido medio mundo. Confecciona una lista que ordena en función de la calidad y el precio de los diferentes restaurantes que visita. Además, le apasiona recorrer los mercados en busca de los productos necesarios para reproducir los platos en casa. Es generosa, sensible y desinteresada. Para ella, la cocina es un modo de ver la vida, crear ilusión y hacer feliz a los demás. Le fascina la cocina de vanguardia y sus especialidades son la cocina de fusión, la japonesa y la mediterránea. Es una fanática de MasterChef y su participación supone cumplir un sueño.
Mila: Valencia, 58 años y empresaria
Cree que todo lo que ha conseguido en la vida es por trabajar duro. En la pasada edición de MasterChef se quedó a las puertas y se prometió a sí misma que lucharía para conseguir entrar, y así ha sido. Casada desde hace veinte años y madre de dos hijos, cree que es el momento de poner en marcha el proyecto de su vida, “Milacooks”, una empresa de eventos y catering que convierta en negocio su amor por la cocina. Siempre emprendedora, luchadora, valiente y de presencia muy juvenil, Mila es una mujer todoterreno a la que nada le da miedo, como atestigua su pasado como nadadora de alta competición.
Raquel: Pamplona, 32 años y protésico dental
Ha cambiado de profesión dos veces hasta convencerse de que solo será feliz cuando trabaje en una cocina. Siente que MasterChef es la pasarela a una profesión que le haga sentir las ganas de trabajar. De carácter fuerte y corazón de oro, dice las cosas como las siente y le gusta la gente franca. Decidió apuntarse a MasterChef gracias a un empujón muy especial: se encontró a Samantha por la calle. “Le dije que me encantaba la cocina y que quería entrar en MasterChef. Me agarró fuerte del brazo y me dijo, no tengas miedo e inténtalo. Gracias al empuje que me dio estoy en el programa”
Lidia: Pontevedra, 29 años y nutricionista
Acostumbrada a cocinar con productos ecológicos de su huerta, apuesta por platos cuidadosamente medidos nutricionalmente. Está dispuesta a demostrar que la cocina saludable no conlleva una cocina menos sabrosa. Directa, competitiva y adicta al estrés. Tiene afán por alcanzar la perfección y reconoce que la diplomacia no se cuenta entre sus virtudes. Ha aceptado el reto de MasterChef en pleno embarazo, convencida de que no le supone la más mínima desventaja. Está dispuesta a demostrar que “una mujer embarazada no es una enferma”.
Kevin: Tarragona, 22 años y modelo
De nacionalidad belga. El año pasado abandonó la carrera de arquitectura para estudiar cocina, tras descubrir su auténtica pasión. Modelo en ocasiones y camarero para pagarse sus estudios, es un loco de los deportes, especialmente del vóley. Es un chico maduro, de ideas claras, que sabe que decepcionó a su padre cuando le comunicó que su hijo más brillante abandonaba una carrera, porque sentía que su verdadera vocación estaba en una cocina. Ahora ve en MasterChef la posibilidad de hacer realidad su sueño de convertirse en chef y que su padre vuelva a sentirse orgulloso de él.