Adriana Ugarte y Álex García en 'Habitaciones cerradas'

Adriana Ugarte y Álex García en 'Habitaciones cerradas'

Televisión

El look de la semana: Adriana Ugarte vestida de novia en 'Habitaciones cerradas'

24 marzo, 2020 12:00

Era imposible no mirar y admirar a Adriana Ugarte, interpretando a Teresa, el día de su boda con Amadeo Lax (Álex García) en Habitaciones cerradas, la TV movie que emitió La 1 el pasado martes. Para que nos cuente los secretos de ese vestido de los años veinte y del resto de la producción, entrevisto a Anna Güell, la diseñadora de vestuario de esta adaptación a la televisión de la novela de Care Santos.

"Lo alquilé, curiosamente, en Peris Barcelona -que es un sitio al que no voy nunca porque siempre voy a Madrid-, pero me abrieron los almacenes que hacía mucho que no los abrían y lo encontré en medio de vestidos que estaban casi abandonados. Le hice bastantes arreglos, el vestido no era así. Le quité una cintura, le añadí otra, modifiqué escote… El tocado lo traje de Madrid y el velo lo hice yo, el look de la novia es un popurrí", explica la figurinista. 

Antes de encontrar esa joya perdida, Anna Güell miró fotos de bodas de la época y números de Vanity Fair. "Lo que tenía claro es que quería un tocado de pedrería -muy de los años veinte-, con velo. Era lo más importante porque además sabía que a Adriana le quedaría muy bien". Recuerda que tuvo un flechazo al verlo en aquel almacén, se  imaginó quitando y poniendo partes y el resultado perfecto lo vimos en la pantalla.

El personaje de Teresa ha resultado más complicado de lo que puede parecer para el equipo de Anna Güell. "Adriana venía de hacer La Señora hace años y todos la identifican con esa época. El gran reto era que Habitaciones cerradas no fuera La Señora 2". Para evitar la imagen de la emblemática serie de TVE, hicieron que Teresa fuera un poco más antigua dentro de ser de una joven de los años veinte.

"Iba un poco más como de finales de 1915. En esta época, en solo cinco años la moda cambiaba muchísimo", analiza la especialista. La conocemos vestida de luto, más recatada. "Y una vez que se casa, en lugar de hacerla con el clásico look de los años 20, la hicimos más de 1925 tirando a los 1930, para evitar el periodo de los veinte que la relaciona con La Señora”, añade. Otra de sus herramientas, una pequeña licencia, fue la peluquería: le dejaron la melena larga que no era habitual entonces. 

La melena larga no era habitual en aquellos años

La importancia y relevancia de los años veinte en la historia de la moda supone un reto para cualquier diseñador de vestuario. "Tuve que documentarme mucho sobre la época y esta clase social. Lo más importante era diferenciar la burguesía del servicio a nivel de vestuario", añade. También recuerda que tenían que mostrar que, dentro de la época, los Lax eran una familia moderna. Solo había que fijarse en la madre con su gusto por el espiritismo, sus ideas feministas y su manera de tratar al servicio, pero también el personaje de Amadeo, el pintor que se va a Italia…

El abuelo paterno de la estilista fue parte de la misma clase social en Cataluña y le sirvió de ejemplo

"Estuve mirando desde fotos a películas para ver las diferencias entre los vanguardistas y los clásicos en la misma época". Y para lo mismo le sirvió su álbum familiar. Su abuelo paterno fue parte de esa clase social en Cataluña, también era pintor y se fue a Italia, justo como el protagonista. Coincidencias que han convertido el guión de Habitaciones cerradas en un proyecto especial para Anna y su padre, Lluís Güell, que además es el director de esta TV movie.

Anna Güell ha diseñado algunas prendas, como el vestido de terciopelo color vino que lleva Teresa al final, pero gran parte del vestuario se ha alquilado en Peris Madrid y en Cosprop, en Londres. "Allí es donde las mejores producciones de Europa e internacional van. Es muy difícil encontrar prendas buenas y auténticas del siglo XX. En España tenemos mucho de alquiler de muchos siglos pero el XX está muy flojo. En Cosprop pude alquilar cosas muchisimo mas fieles y con calidad espectacular", explica. Una mezcla de piezas vintage y confecciones de otras películas, por ejemplo la madre de Amadeo en las primeras secuencias lleva varios vestidos de Titanic.

La madre de Amadeo en las primeras secuencias lleva varios vestidos de Titanic

"El nivel de vestuario de alquiler es muy alto porque tienen piezas muy exclusivas. También alquilé algunos tocados, encontrarlos en buen estado de la época es difícil en España, y ahí lo tienen todo muy bien conservado, piezas auténticas…Obviamente es muy caro, pero elegí lo que me pareció más importante para algunos personajes".

Preguntamos a Anna Güell por las dificultades de trabajar la época y considera que lo más complicado es representar la vida cotidiana. "Tenemos muchos referentes de la alta burguesía en fiestas o actos sociales, pero por ejemplo documentarse de cómo bajaba una señora de alta burguesía a desayunar… ¿Bajaba en batín o se vestía? Si se vestía, ¿era para todo el día o volvía a cambiarse? Todas estas cositas y detalles… Sobre el servicio igual: ¿Dónde y cómo dormían? ¿Cuántos uniformes tenían?". A esta diseñadora de vestuario no le gustan las licencias históricas, busca ser lo más fiel posible a la moda de la época que le toca retratar.

En el currículum de Anna Güell encontramos muchas películas (Dos pistolas en cada mano, Truman, Secuestro) y TV movies (Los sobrinos del capitán Grant, 23 F). ¿Hay diferencia hoy en día en su trabajo para la gran o la pequeña pantalla? "Cuando es una miniserie de este tipo, se parece mucho al cine porque la calidad del producto es muy parecido, la única diferencia es que la pantalla es la tele. Se trabaja de forma muy similar, en tele lo que pasa es que sueles tener menos tiempo y presupuesto. En cine hay algo más de preparación pero no es mucha la diferencia”.

En el cine tiene Truman, acaba de terminar la zarzuela Galanteos en Venecia (siglo XVI), prepara la próxima obra de Cesc Gay en Madrid y en breve se mete en la piel de la Carmen de Víctor Ullate. Esta mujer viste todas las disciplinas. "Estudié escenografía y nos enseñaron mucho a trabajar en teatro y danza y eso me da la posibilidad de cambiar de ámbitos. La tele quema mucho, el ritmo es muy estresante, el cine es también muy esclavo y el teatro es más tranquilo y viene bien ir cambiando".

Pero, ¿luce más el vestuario de época?

"Por supuesto. El que vaya a ver Truman apenas notará el vestuario, para mí es más reto y más complicado vestir una película así que hacer Habitaciones cerradas”, responde. Asegura que el vestuario contemporáneo tiene una complejidad que el de época no. Los personajes de época se construyen con más facilidad, pero el de contemporáneo necesita un vestuario que pase desapercibido pero que a la vez sea muy creíble. “Se tiene que ver, pero no, te tienes que creer que la persona va vestida así, tiene que tener connotaciones, es lo que usamos cada día, pero si pones algo que no va con el personaje estás dando una información equívoca… Es muy complejo pero la gente no lo entiende”.

Nos termina contando que la gente se sorprende cuando les dice que le ha costado más hacer Truman que una zarzuela del siglo XVI. “Vas a ver la peli y los ves con tejanos y una camiseta vieja, pero para llegar a eso hemos hecho horas de mesa de hablar de los personajes, su psicología… Aunque luego es más gratificante hacer Habitaciones cerradas porque luce mucho más y disfruto más”.