Como no podía ser de otra manera, y tiempo ha tardado, TVE está ultimando su regreso al Festival de Eurovisión Junior, cuya próxima edición, la decimotercera, se celebrará en la capital de Bulgaria, Sofía, el 21 de noviembre.

De confirmarse el regreso, sería sin duda una gran noticia no sólo para la audiencia española y seguidores de Eurovisión, que han demostrado con un amplio seguimiento, también en redes sociales, que respaldan este tipo de formatos de jóvenes talentos (Pequeños Gigantes, La Voz Kids…), sino para la propia cadena pública, que recuperaría un programa que le ha reportado audiencias millonarias a un coste muy bajo, al tratarse de una coproducción de la Unión Europea de Radiodifusión (UER).

Además, el éxito en este certamen nos avala. Excelente escaparate entonces para promocionar la marca España. ¿Quién no recuerda Antes muerta que sencilla de María Isabel, que ganó el certamen en 2004? La precedió Sergio, que fue segundo en 2003 con la balada Desde el cielo. Misma posición que Antonio José, actual concursante de La Voz, con Te traigo flores en 2005. Y Dani, ahora integrante del grupo Auryn, fue cuarto con Te doy mi voz en la última participación de TVE en el evento, en 2006.

Cuesta entender que tras saborear la gloria en las cuatro primeras ediciones, TVE dejara escapar un formato tan coste-eficaz en términos de audiencia y reputación poniendo sobre la mesa argumentos tan endebles como los esgrimidos por el entonces director general de la cadena, Javier Pons –artífice, no olvidemos, del controvertido Rodolfo Chiquilicuatre para beneficio privado de unos pocos–, como que el certamen fomentaba estereotipos que no compartían y que con este tipo de formatos se podían cruzar rayas peligrosas.

Planteamiento a todas luces que se ha demostrado a posteriori no tener ningún fundamento y que venía sólo a justificar una decisión errónea de la cúpula de TVE. Y es que no hay programa más blanco y que mejor trate a los niños, dicho por ellos mismos y por todos los miembros de las delegaciones participantes, que el Festival de Eurovisión Junior.

Para muestra, los diferentes acuerdos que la UER ha firmado con Unicef durante las últimas ediciones en defensa de la infancia y los derechos de los más pequeños.

No sabemos si el reciente nombramiento de Federico Llano, jefe de la delegación española en Eurovisión, como vicepresidente del Comité de Televisión de la UER, servirá de acicate para el regreso, o simplemente el hecho de que TVE vea peligrar un gran producto, después de que el organismo europeo se haya planteado, ante la pasividad de las televisiones públicas, dar entrada a las cadenas privadas de los diferentes países para revitalizar, más aún si cabe, la versión junior de Eurovisión.

Superados los fantasmas del pasado y catapultada por el éxito de formatos tan cuidados como Masterchef Junior, TVE no debería dejar de escapar la oportunidad de regresar a un festival que en su última edición de 2014 ha vivido un gran resurgir con el debut de países como Italia, Eslovenia y Montenegro, y la vuelta de Croacia, Chipre, Serbia y Bulgaria.

Además, la UER ha conseguido una mayor implicación de las delegaciones y de la calidad de los temas presentados. Si TVE no toma la iniciativa, otras cadenas, las privadas, lo harán ante lo que es un producto televisivo redondo. Un dato para terminar, un año más, aún sin la presencia de España, el hashtag del festival lideró los trending topic de nuestro país.