¡Bella Italia! ¡Bella televisione!

¡Bella Italia! ¡Bella televisione!

Televisión

¡Bella Italia! ¡Bella televisione!

1 mayo, 2020 04:01

No pretendo dar envidia ni nada que se le parezca. O quizá sí. Este pasado fin de semana he estado en Roma. Viaje de placer, para los que pregunten. Y entre iglesia e iglesia, cosa que no deja tiempo para mucho más, he encendido a ratos la televisión para ver lo que hacían nuestros vecinos del Mediterráneo. 

No me escupáis, pero era Mediaset el grupo que más me llamaba la atención. De cómo un mismo grupo de comunicación puede hacer una televisión tan diferente en España y en Italia. Os quejáis, pero el grupo de Berlusconi tiene hasta 10 canales en el país de la pasta y la pizza. Cada uno con su propio sello distintivo y nada de reposiciones fáciles como FDF.

Lo primero que me encontré al encender la televisión fue Grande Fratello. ¡Y era la final! No sé si estaba de suerte o desgraciadamente me acababa de enganchar a un programa de televisión que vivía sus últimos momentos de vida. Una rubia espectacular llamada Alessia Marcuzzi era la presentadora.

En la casa, un joven muy bien trajeado vivía un momento delicado. Tenía novia dentro de la casa pero se enamoró de una de las concursantes. Tras la expulsión de la joven, el programa decidió dejar entrar a la novia para encontrar explicaciones. En la final, el concursante se volvió a encontrar con su novia, que le pedía que se fuesen a vivir juntos. La amante durante su estancia en el programa le deseaba suerte en su vida a través de un cristal. Droga de la dura inyectada directamente en sangre no muy alejada de lo que vemos en España.

Pero lo que sí nos diferencia es la espectacularidad. Siempre nos enseñan las casas de nuestros vecinos, pero no el plató. Debe ser para que no nos entren ganas de coger un avión en ese mismo instante. El plató de Grande Fratello es como Telecinco entero. Quizá algo menos, si le quitamos la parcelita de Hable con ellas. Una escenografía que atrapa a cualquiera con público que parece llevado a un concierto de rock y pantallas por todas partes.

Olvídense de Sálvame y de cosas parecidas. La tarde de Canale 5 está inundada de ficción española en la que todo termina en tutti. Acacias 38, El secreto de Puente Viejo y Sin identidad son ahora sus apuestas más fuertes en ficción. La novela les vuelve locos y prueba de ello son sus datos de audiencia.

Sus canales secundarios no son tan diferentes a lo que vemos por aquí. Italia 1 tiene un cierto aire al Cuatro español. Mucha serie americana como The Big Bang Theory, Futurama, Gotham, Sherlock y CSI. Mucho poli y mucha serie adolescente que quizá mezcla el espíritu de Neox con el del Cuatro español. 

También cuentan con su propio Divinity, con productos mucho más femenino a los que podemos ver en los canales principales del grupo. Bajo el nombre La 5 se pueden ver series como Glee, Crónicas vampíricas, Parenthood, Pequeñas mentirosas o Ally McBeal.

Pero no todo es Mediaset en tierra italiana. Entre los principales canales de aquella lista interminable de nombres estaba MTV 8. La marca que ha terminado en el pago en España parece que funciona bastante bien en Italia con productos muy dispares. La cadena emite desde X Factor -para cuya final se trasladaron hasta un estadio que llenaron- hasta fútbol. Desde realities sobre cirugía estética hasta el programa Yo soy Caitlyn. Todo en abierto y sin censuras. 

Tuve que apagar la tele. Me estaba enganchando y no me iba a dar tiempo a ver la catedral de San Pedro si para ello tenía que adelantar a tanto grupo de jesusers que se cruzaban por mi camino. Pero mi relación con la televisión italiana no terminaría aquí. Allí son mucho más pudorosos a la hora de enseñarlo todo. Hay un canal llamado Dee Jay, que pertenece al grupo Discovery, donde se emite el famoso Adán y Eva de Cuatro. Allí se llama L’Isola di Adamo ed Eva. Olvídense de ver partes pudorosas porque aquí les emborronan todo lo que debería ser tapado por un bañador. ¿Dónde está la gracia? Ellos lo viven, pero el espectador se queda fuera del juego.

Mi momento favorito no puede ser otro que el protagonizado por Rete 4, también de Mediaset. Lo que parecía un programa de videntes era, en realidad, un informativo. Me encontré con una mujer de mediana edad que presentaba las noticias más tristes del día al lado de un pesebre navideño. Así, la vida se ve de otra manera. Incluso la mala vida.