Hace unos meses, en estas mismas páginas publicábamos un artículo defendiendo a José Antonio Avilés por su trabajo en Viva la vida. El andaluz no era el mejor colaborador del programa, cierto, pero tampoco se merecía la forma en la que muchos compañeros le trataban, los toques de atención que le daban en directo, los detalles. En alguna ocasión hasta terminó llorando.
Desde entonces José Antonio no ha parado de trabajar en televisión, y con Supervivientes ha tenido la gran oportunidad para que todo el mundo le conozca. Quizá demasiado. En la isla ha saturado como él solo, ha malmetido y ha enredado todo lo posible y más.
Mientras, en España, Sálvame y demás programas se dedicaban a analizar al dedillo su trayectoria, y descubrieron algo así como un nuevo pequeño Nicolás. Al parecer, José Antonio Avilés no solo no tiene el título de periodista (¿es necesario para ser colaborador de temática rosa?) sino que ha ejercido muy mal el oficio.
Entre otras cosas, se ha hablado de sus malas praxis para obtener entrevistas en situaciones tan dolorosas como la del niño Julen o la muerte del futbolista Reyes. A eso se le suma gente que le reclama deuda, ropa prestada para salir en televisión que nunca fue devuelta. Se ha inventado ser íntimo de famosos de todo tipo (de la aristocracia al folclore), atribuyéndose cargos falsos, como abogado. Hasta le han acusado de que enviaba documentos bancarios presuntamente falsificados.
En estos días en Sálvame Rafa Mora señaló que nadie ha tomado medidas legales contra él, de momento, pues varios damnificados por Avilés se habrían unido para emprender acciones legales conjuntas. “Si al final le pueden imputar un delito de estafa continuada se puede enfrentar a penas de prisión muy elevadas”, ha señalado Mora.
José Antonio Avilés en 'Supervivientes'
¿Debe permanecer José Antonio en Telecinco?
Si todo lo que se cuenta es cierto, Avilés debería salir de Telecinco por la puerta de atrás y no volver. No es lícito que por dinero y por trabajo se falsifiquen documentos, se engañe a empresas pequeñas para conseguir ropa, se use el nombre de otros compañeros (como el de Ylenia Padilla) para conseguir un sobresueldo no sabemos si con el conocimiento de Hacienda.
Engaño, delirios, fantasías, deudas, estafas. Estas son algunas de las palabras que podemos ver en los titulares de las últimas noticias que atañen a Avilés en su ficha en la web de Telecinco. Un psicólogo consultado por Sálvame decía que las personas como él necesitan un “baño de realidad para que entre en crisis y pida ayuda”, pues no son felices y se construyen otra vida “a base de mentiras”.
“Yo soy así. La audiencia es soberana y quien decide. A lo mejor no estaba haciendo las cosas bien en el concurso. Agradezco la oportunidad que se me ha dado. Esto me ha hecho crecer profesionalmente y como persona”, confesaba Avilés tras salir expulsado de Supervivientes. ¿Seguirá pensando lo mismo, en ese crecimiento profesional y personal, visto lo visto?
Otros comportamientos poco ejemplares de los colaboradores de la cadena
A pesar de todo esto, es de imaginar que a José Antonio Avilés le quedan muchas horas de vuelo en la cadena. Y es que Mediaset ha contado (y seguirá contando) con muchos colaboradores cuyo comportamiento deja mucho que desear en todos los sentidos.Desde el difusor de bulos Eduardo Inda a Javier Negre, que publicó una entrevista en El Mundo que nunca fue concedida. Pasando por María Jesús Ruiz, una mujer que se inventó un caso de violencia machista en un Deluxe solo para hacer daño al padre de su hija, y que jugó también con insinuaciones de malos tratos durante su estancia en la casa de GH DÚO.
En este saco podemos meter también a alguien que viene y va del grupo con frecuencia, Aída Nízar, que ha hecho auténticas barbaridades en directo, como decirle a una persona en silla de ruedas que “Dios le da a cada uno lo que se merece”. Aída ha sido vetada a lo largo de los años varias veces en Mediaset, pero su magnetismo con la cámara (y su dosis de locura, todo hay que decirlo) ha sido razón de sobra para que las puertas de Telecinco se le abran una vez más.