Recuerdo como si fuera ayer aquel 23 de mayo de 2010. Al igual que otros 400.000 españoles, puse el despertador poco antes de las seis de la mañana para levantarme, prepararme un café y así poder ver junto a mis compañeros de piso el final de Perdidos gracias a Cuatro.
Y es que, en una acción sin precedentes en la historia de la televisión española -¡Gracias Fernando! ¡Gracias nuestra tan añorada Elena!-, el antiguo canal de Sogecable había decidido emitir el final de la serie sólo media hora después de su emisión en EEUU (06.00 a.m), lo que le llevó a tener que subtitular el episodio a contrarreloj.
Cómo olvidar aquellas letras de LOST balanceándose
Aquello hizo que la cadena se quedara sin emitir seis minutos del episodio final debido a problemas con los subtítulos, dejando algo ‘perdidos’ a sus espectadores. Sin embargo, aquello resultó una inmundicia comparado con la verdadera confusión que despertó el desenlace de la ficción.
Durante los seis años previos, los ‘losties’ esperábamos impacientes a saber cómo se iban resolviendo, capítulo a capítulo, temporada a temporada, los misterios lanzados por los guionistas. Al escuchar la sintonía del comienzo con las letras de LOST balanceándose –el verdadero fan la veía en inglés-, empezábamos a sufrir -y disfrutar-, sabedores de que sus cliffhangers abrirían un nuevo misterio.
Perdidos formaba parte de nuestra rutina. Cada semana deseábamos con más ganas el nuevo episodio, convertido en una especie de objeto de estraperlo entre amigos y compañeros de trabajo con los que formábamos todo tipo de teorías.
Queríamos saber a qué se referían con aquello de los enigmáticos números, la trampilla, el oso blanco y otros tantos misterios. ¿Qué querrán decir con esto? ¿Con aquello? La serie se enredaba cada vez más, pero daba igual, cuántos más misterios, más admiración sentíamos.
Una serie que nos marcó para siempre
De ahí que, cuando llegó el final y muchos de estos misterios se quedaron sin resolver, quizá porque sus creadores habían planificado alguna temporada más para desarrollarlos y explicarlos, muchos espectadores acudieron a un incipiente Twitter a expulsar todo su odio.
No les faltaba razón. Sin embargo, con la perspectiva del tiempo, hoy podemos valorar aquel polémico final en el que todos los que habían pasado por la isla y, una vez que morían, iban a parar a una especie de limbo en el que se reunían todos ya que su paso por la isla había sido el tiempo más importante de sus vidas, el que más les había marcado.
Y eso fue (y es) precisamente Perdidos. Nuestra isla llena de misterios, una experiencia común que nos une y reúne a cientos de seguidores cada cierto tiempo para recordar aquella época anterior a las plataformas en las que las series no se veían cómo, cuándo y dónde queríamos.
"Tenemos que volver, Kate. ¡Tenemos que volver!".