“No son mujeres peligrosas, son mujeres para las que el mundo es peligroso”. Éste es el mensaje que, de forma muy acertada, Atresmedia ha elegido para promocionar Veneno desde el estreno del ya lejano capítulo uno y que, además, es uno de los momentos clave del segundo capítulo, que se estrena este domingo 28 en ATRESPlayer Premium.
Coincidiendo con el día del Orgullo LGTBIQ, este nuevo episodio vuelve a ser un ejercicio de visibilidad y una carta de amor al mundo de la transexualidad como ya lo fuera el primer episodio, pero también un capítulo duro que vuelve a mostrar lo peligroso que fue, es y aún seguirá siendo ser tú mismo.
El segundo capitulo de 'Veneno' nos traslada a la infancia de Cristina
Si en aquel “Esta noche cruzamos el mississippi”, la serie nos adentraba en los inicios televisivos de Cristina Ortiz, La Veneno, esta vez Los Javis nos trasladan a su infancia. Una infancia que no, no fue precisamente buena, y cuyo viaje al Adra de los años 60 y 70, a través de los recuerdos de La Veneno adulta, magistralmente interpretada una vez más por Isabel Torres, supone un reto para ella pero también para los espectadores.
Es especialmente emocionante ver a Cristina, cuando aún se llamaba Joselito, asumiendo desde muy pequeña quién era, y decidiendo vivir libremente a pesar de la sociedad del momento y del rechazo de su propia madre. Un personaje interpratado magistralmente por Guille Márquez, en su niñez, y por Marcos Sotkovszki en su adolescencia.
Pero lo más importante es que este capitulo será toda una fuente de inspiración para muchas personas del colectivo, y también para concienciar a muchas personas alejadas de la situación lo que ha vivido, y hoy en día sigue viviendo, este colectivo.
"Un viaje en el tiempo" nos muestra cómo vivir con naturalidad en aquellos entonces era peligroso, y nos hace pensar que algunas cosas no han cambiado del todo. Chavales que cada vez que salían de casa en los años 60 y 70 se tenían que enfrentar a ese horrible palabra, "maricón”, y en el peor de los casos a palizas, algo que sucede aún en 2020. Por ello, ojalá esta serie tuviera algún día un hueco en abierto.
El nuevo capítulo de Veneno vuelve a ser una ventana de visibilidad como nunca, o pocas veces, hemos tenido en este país. En un momento en el que incluso partidos políticos de izquierdas y colectivos feministas se empeñan en invisibilizar al colectivo transexual, es más importante que nunca series valientes que no sólo cuenten el presente, sino el pasado, de dónde vienen estas mujeres, y cómo su difícil lucha, la más complicada de todo el colectivo LGTBI, sigue siendo aún importantísima.
El viaje al pasado de La Veneno son 55 minutos de pura emoción, de pura reivindicación. Pero también 55 minutos de nudos en la garganta, de lágrimas, porque lo que cuenta es tan real que es inevitable sentir dolor. Además, y aunque muchos ya lo tuviéramos asumido, es un ejercio de empatía con un personaje televisivo mostrado en muchas ocasiones de forma demasido frívola, y que aquí se muestra más vulnerable que nunca.
El segundo capitulo de la serie alza a aún más a una serie que ya tuvo un estupendo arranque
Todo ello, eso sí, sin dejar de lado el humor, ese humor tan especial, tan natural y a veces amargo, tan marca de la casa de Los Javis, gracias a esa maravillosa química entre Paca La Piraña y Veneno y el resto de amigas trans, que es una delicia cada vez que aparecen en pantalla. Un capítulo de gran calidad que, en general, alza aún más a una serie que ya tuvo un estupendo arranque y que nos deja con ganas de muchísimo más.
Y al final, cuando aparecen los créditos, lo único que puedes hacer es dar las gracias por la existencia de una serie que, a este paso, se convertirá en una de las más importantes en la historia de nuestra ficción para muchísimas personas. Porque efectivamente estas mujeres no son peligrosas, son mujeres con talento, con una fortaleza sobrehumana, que han salido de situaciones inimaginables para cualquiera, y para las que sí, desgraciadamente el mundo aún sigue siendo muy peligroso.