Netflix hacía oficial esta semana la renovación de Dead to me por una tercera temporada. Sin embargo, la realidad era bien distinta. Y es que lo cierto es que la serie ha sido cancelada ya que no habrá más capítulos tras esta nueva tanda.
Es una estrategia similar a la que nos tiene acostumbrado la plataforma de streaming de anunciar renovaciones de series que ya tenían firmadas desde un principio, pero que no habían sido comunicadas.
24 y 30 episodios de una serie se considera suficiente para satisfacer a los espectadores
De esta forma se crea una percepción de éxito de cara a los medios o de satisfacción para los espectadores. Así pasó, por ejemplo, con las segunda y tercera temporadas de Élite, las tercera y cuarta de La Casa de Papel, o la segunda y tercera temporada de Alta Mar.
No obstante, lo más llamativo de esta cancelación es que se produce tras su tercera temporada, como así sucedió con One day a time, Dark, La casa de las flores, El método Kominsky o Una serie de catastróficas desdichas.
Pero, ¿por qué? A la hora de realizar renovaciones, un momento clave para la plataforma para decidir si continuar una ficción o no, se produce a partir de la segunda temporada: si la ficción en cuestión no ha tenido el impacto requerido y Netflix no ve un potencial de crecimiento significativo más allá de la tercera temporada, se decide darle un final. Un final que además va a compañado de una escasa o nula promoción por parte de la plataforma.
Según los datos de Netflix, más allá de la temporadas dos y tres, por término medio las series no generarían significativas nuevas suscripciones. Y así, tener entre unos 24 y 30 episodios de una serie se considera suficiente para satisfacer a los espectadores.
En este caso, la plataforma prefiere apostar por una nueva ficción para así ayudar a la percepción de que está sumando nuevas series constantemente. De hecho, en el caso español, tras el final de Las chicas del cable y Alta Mar, llegará a la plataforma otra serie producida por Bambú Producciones y protagonizada por Blanca Suárez: Jaguar.
El binge watching
De esta manera, aunque el espectador pueda llegar a sentirse molesto por la cancelación de una de sus series, esto se suple con la llegada de una nueva batería de series. Según el Barómetro OTT de GECA, un impresionante 90,9% de los españoles que son abonados a plataformas de streaming renovarían su suscripción.
Otro elemento decisivo a la hora de decidir la continuidad de un programa se encuentra en sus datos de binge watching, según cuenta Elena Neira en su más que recomendable libro Streaming Wars sobre la nueva televisión. Y es que el atracón de series se convierte en una herramienta para valorar el engagement que tiene un producto.
“Así lo aseguró el showrunner de One day at time, Mike Royce, en un tuit en el que animaba a los fans a ver los episodios lo antes posible, asegurando que Netflix tomaba la decisión de renovar un contenido basándose en los datos de las dos primeras semanas. Conclusión: si no maratoneas tu programas favorito lo antes posible, podría ser cancelado”, recuerda Neira.
De ahí que durante los últimos tiempos la plataforma haya roto su falta de transparencia a la hora de revelar audiencias de sus series para sí informar de datos de algunas de ellas en sus primeras semanas disponibles. Así, por ejemplo, hace unos meses comunicaba que Tiger King había alcanzado los 34,3 millones de cuentas durante sus primeros 10 días o que 24 millones vieron los ocho episodios de la tercera parte de La casa de papel en los primeros siete días en el catálogo.