Este domingo, la tercera entrega de Hormigas Blancas está dedicada a Bibiana Fernández, una actriz y cantante cuya “historia abrió los ojos a un país entero”, según la promoción en la web del programa. A Bibiana la catalogan como “una de las mujeres más queridas de nuestro país”, pero lo cierto es que por la forma en la que nos están vendiendo su vida, cariño parece que hay el justo.
De todos es sabido que Bibiana Fernández es una mujer transexual, que desde muy joven comenzó a vivir y a presentarse con la identidad de género y el nombre con la que todos la conocemos (inicialmente acortado a Bibí, y con el apellido artístico de Andersen).
Hay que recordar que ya en 2007 Bibiana Fernández centró una entrega del Hormigas Blancas original, en la cual mucho énfasis en vídeos y textos en los que se hablaba con morbo del dead name de la artista, esto es, el nombre que le pusieron acorde al género que le asignaron al nacer y el cual ella jamás ha usado en su vida pública. Un nombre que ha vuelto a sonar en estos días previos, en las promociones del espacio, y que es innecesario recordar.
No hace falta recordar por enésima vez el antiguo nombre de su DNI
Del mismo modo, entonces se repasaron muchas noticias de los años 70 y 80 en las que se confundía la transexualidad con el travestismo y la homosexualidad sin aclarar nada al espectador, y se usaron términos ya en desuso como 'cambio de sexo' (cuando lo correcto es reasignación sexual).
El dolor de Bibiana al hablar de su infancia y juventud
Sin necesidad de tirar de hemeroteca, sabemos de primera mano que para Bibiana ser una mujer ha sido una lucha constante contra todo lo que la rodea. Cuando hace unos años Bibiana visitó a Bertín Osborne en el programa de entrevistas de La 1 En la tuya o en la mía habló por primera vez, en mucho tiempo, de su condición de mujer transexual, y dejó claro de que no le gusta el término trans, y cómo vivió una juventud muy dura en la que se tuvo que escapar de casa con 13 años para ser “la mujer que está aquí sentada”, en “un proceso que lleva mucho tiempo”.
“Yo he sobrevivido a todas las fotos de mi infancia, las de mi adolescencia las rompí todas. Es mi pasado y forma parte de mí, yo lo recuerdo perfectamente. Rompí esas cosas pero mi madre y mi tía las guardaban en una bolsa como si fueran las cenizas de alguien", dijo en ese mismo sentido Bibiana, cuando la vimos concursar en Ven a cenar conmigo: Gourmet edition, demostrando que su condición le ha provocado mucho dolor en el pasado.
Por todo esto, y por el cariño que dice Telecinco que le tiene, Bibiana no merece que volvamos a ver cómo se referían a ella con un nombre masculino, que ni ella eligió ni le representó nunca. No necesitamos hablar de cómo se libró de la mili por enésima vez (algo que se ha vuelto a ver en Sálvame en estos días), ni recoger citas de prensa añeja cargada de tópicos y chascarrillos sexuales de otra época.
Su vida profesional y personal es amplia y pública; habría estado bien un Hormigas centrado en sus bodas y romances, en sus trabajos, en cómo fue a los Óscars, en su problemas económicos, en su reinvención como tertuliana, sin más.
El encuentro entre Carlota Corredera y Bibiana Fernández
A Bibiana Fernández no le hizo mucha gracia que hace 13 años se le dedicase un Hormigas Blancas, y ahora parece que la idea sigue sin agradarle. Hace unos días Kiko Hernández desveló cómo Bibiana se cruzó con Carlota Corredera, mientras la Fernández salía de trabajar en El programa de Ana Rosa.
A instancias de Hernández, Carlota le contó a Bibiana que ella sería la próxima protagonista de este programa de la noche de los domingos, a lo que la vedette, sabia y prudente, le respondió que “pasaba de los insectos”, en referencia al nombre del espacio. Carlota le aseguró que se ha hecho todo con mucho cariño, que seguro que le iba a gustar, y por ello Bibiana recogió el guante con elegancia y dijo que seguro que lo vería.
¿Cómo reaccionarán las redes sociales?
Ahora falta ver cómo reaccionarán las redes sociales a su emisión. Si en Hormigas Blancas se pondrá en contexto todo lo que vemos, si se explicará a la audiencia que no debemos hablar de cambio de sexo sino de reasignación sexual al hablar de una intervención médica, o de tránsito si hablamos en la vida pública. Que una persona como Bibiana no se siente mujer sino que es mujer, que la orientación sexual y la identidad de género son cosas distintas. Y tantas y tantas cosas.
Hasta ahora, el programa ha recibido muchas alabanzas pero también sonoras críticas, ya sea por llevar a tertulianos como Carmen Lomana y Pelayo Díaz que dan alas a las teorías conspiracionistas de Miguel Bosé, o porque el programa se recree en el dolor de Ana Obregón tras la pérdida de su hijo con encuentastas como “¿Ha cambiado la imagen que todos teníamos de Ana Obregón tras el fallecimiento de su hijo el pasado 13 de mayo?”. Veremos qué ocurre en el caso de Bibiana.