Por primera vez en la historia, Atresmedia se alza con su primer triunfo en la ceremonia de entrega de los Premios Goya. El grupo de comunicación, que acudía a la entrega con La isla mínima como único y máximo nominado, terminó la noche con diez bustos de Goya en su estantería. Un modelo de televisión premiado en los altares del cine. 

La isla minima pisó la alfombra roja como favorita. Y no defraudó el asunto. Los pesos pesados más altos a los que optaba cayeron en sus manos: Alberto Rodríguez, mejor director, Javier Gutierrez, mejor actor protagonista y mejor película. Se les escapó mejor actriz protagonista, al que no optaban desde el principio.

Atresmedia salió del Hotel Auditorium con diez cargamentos entre sus brazos. Nerea Barrios, guión original, música original, montaje, vestuario,fotografía y dirección artística los agarró entre sus dedos. Sólo se escaparon maquillaje y peluquería, efectos especiales, dirección de producción y sonido.

A Mediaset se le escurrieron unos cuantos premios más entre los brazos. La productora Telecinco Cinema contaba con un total de 22 nominaciones y posibles premiso. Finalmente sólo se han ido para casa ocho gracias al éxito de El niño, segunda cinta más premiada con cuatro Goyas, a las sorpresas de Ocho apellidos vascos, con tres, y a Paco de Lucía, con uno.

La de Fuencarral ha triunfado entre el mundo actoral. Karra Elejalde, Carmen Machi y el presentador de la ceremonia, Dani Rovira, se alzaron con el triunfo gracias a sus apellidos vascos. La película más taquillera del cine español parecía que iba a ser desairada en los premios después de ser superada hasta por producciones de mínima recaudación como Magical Girl. 

El niño logró hacerse un hueco entre los técnicos, con el mejor sonido, dirección de producción, efectos especiales y canción original. Ninguno de los principales cayeron entre sus manos.

Lista de ganadores de los Premios Goya

El mensaje político de la gala

Esta vez el ministro de Cultura José Ignacio Wert no pudo escaparse de los mensajes que sus ‘compañeros’ de la industria le dejaron sobre la mesa. Dani Rovira era el encargado de poner las cartas sobre la mesa como joven promesa del cine español. Comenzó gritando, al más puro estilo de Los miserables más reivindicativos. “No sólo hemos contribuido a la mejora económica de nuestro país. Más de 20 millones de personas han podido reír y soñar”, argumentó en el esperado primer discurso del humorista.

El 21% de IVA que se acumula en cada entrada de cine rondó por la cabeza del los que ocupaban el auditorio toda la noche. “Buenas noches”, le dijo Rovira a Wert en su primer cruce de palabras. Esto parecía que iba a ser un partido de tenis. Uno, por supuesto, en el que TVE sólo enfocaría a uno de los jugadores por miedo a represalias. “¿Le puedo tutear?”, preguntó. “Nacho, ¿qué tal? ¿cómo está? Estoy muy contento de que haya venido. Siéntete querido. Enamórate. Somos para comernos. Al final de la gala hay un coctel y está todo pagado. Pon buena cara porque esto nos está viendo todo el mundo”, comentó. La respuesta de Wert fue una sonrisa que se alargó durante toda la jornada.

Intensa jornada. Cuando todavía era la 1 de la madrugada, hora a la que debía terminar el cruce de acusaciones, todavía faltaban cinco premios por entregar. “Otros años ha sido el Estado el que ha ayudado al cine y este año ha sido el cine el que ha ayudado a los orcos del Estado”. ¿Ha dicho “orcos” Dani Rovira? La palabra Wert era tan fácil de mascullar en la gala como cuatro letras que se juntan en un teclado de ordenador.

El más crítico y desairado fue Almodóvar. Podía permitirse sus minutos de gloria al presentar el Goya de Honor a Antonio Banderas. “Amigos de la cultura y el cine español. Señor Wert, usted no está incluido aquí”, comentó el director. Ante comentarios como este, la cara del ministro no era pinchadas por las cámaras de TVE. Una introducción a Banderas que, finalmente, se quedó muy floja en comparación con el extenso y brillante discurso que brindó el actor a sus compañeros.

Dani Rovira lució elegancia, acidez y humor durante sus intervenciones en la ceremonia. Y se adelantó. Él sabe de las críticas, buenas y malas, que cosechará al día siguiente. Por eso se adelantó y salió airoso de este atragantamiento que supone enfrentarse a los que un día serán tus compañeros.

Los tiempos de Twitter, sin embargo, todavía no llegaron a la gala de TVE. Aunque el equipo de RTVE.es lograron organizar una gran cobertura de estos premios de forma paralela a través de la web, no hubo repercusión en la cadena. Sólo durante la alfombra roja se anunciaron el número de tuits enviados. Sin embargo, ninguno de ellos apareció en pantalla. Tiempos modernos que se reflejaron, tal cual, en la gala. Sin repercusión ninguna.