David Duchovny y Gillian Anderson

David Duchovny y Gillian Anderson

Televisión

Cómo la tensión sexual no resuelta marcó siempre ‘Expediente X’

La serie está de vuelta en el catálogo de Amazon Prime Video

22 agosto, 2020 07:59

La tensión sexual no resuelta es un elemento vital de la televisión. Hablamos de dos personajes de una serie que se sienten claramente atraídos entre sí, pero siempre hay alrededor de ellos un elemento que conspira para mantenerlos separados.

Esa tensión sexual no resuelta la tenían, inicialmente, los protagonistas de Remington Steele. La sentían Jack y Kate en Perdidos. Y hasta en Médico de familia notábamos cómo el destino quería unir a Nacho y Alicia, esto es, Emilio Aragón y Lydia Bosch, cuya historia de amor se antojaba complicada puesto que ella era la hermana de la difunta mujer de él. Casi nada.

Pero si hay una serie que supo jugar como pocas con este factor de la tensión sexual no resuelta es Expediente X a través de sus dos protagonistas, los agentes Fox Mulder (un casi desconocido David Duchovny que aceptó el papel para pagar el alquiler) y Dana Scuylly (Gillian Anderson, también una desconocida para el gran público). Una ficción que ahora vuelve a estar de moda, desde que Amazon Prime Video la incluyese en su catálogo hace unas semanas.

Una constante desde el primer capítulo

Desde su primera emisión, en septiembre de 1993 en Estados Unidos (a España llegó el 7 de marzo de 1994, en Telecinco), Expediente X se nos vendió como una serie en clave de drama con asuntos paranormales, presuntamente inspirados en casos reales. Pronto Mulder y Scully se convirtieron en una de las parejas más icónicas de la televisión, no solo por su forma de trabajar y resolver los casos, sino porque todos queríamos que acabasen juntos en el sentido romántico.

La serie tuvo más de cien monstruos a lo largo de sus numerosas temporadas, y a la vez que los agentes se enfrentaban a una muñeca diabólica o a una casa encantada, disfrutábamos con las miradas que Mulder y Scully se lanzaban, cómo se hablaban, cuánto se protegían. Cómo sabían, en definitiva, mantener esa tensión entre ellos.

Todos sabíamos que se amaban mutuamente casi desde el principio, pero los guionistas no podían convertirlos en pareja si es que quería mantenerse la ficción con un aire fresco, en la que los personajes evolucionen continuamente.

Mulder y Scully hacían cosas por amor a las que poco se atreverían, como disparar a un compañero, o incluso ir a la Antártida. Salvan sus propias vidas pensando el uno en el otro, dormían juntos en una habitación de hotel, pero nunca se besaban, ni caían en gestos románticos al uso. Su amor era una cuerda tensa, y queríamos saber en qué momento se rompería, cuándo abrazarían la pasión.

Dos agentes condenados a entenderse

En el primer capítulo nos encontrábamos con la clásica pareja de policías condenada a entenderse, otro recurso muy habitual en televisión. En el piloto descubríamos cómo la agente especial Dana Scully es asignada a trabajar con el agente especial Fox Mulder para validar su trabajo en un proyecto especial llamado ‘Expedientes X’.

Mientras que Mulder cree en lo paranormal, sobre todo desde que su hermana fuera abducida por extraterrestres; Scully es científica y prefiere buscar explicaciones racionales y lógicas a los casos a los que se enfrentan. El primero de ellos les llevará a un pueblo de Oregón para investigar unas muertes relacionadas con supuestas abducciones alienígenas.

En Expediente X no hay una gran fecha que marque el primer beso de sus protagonistas; de hecho, la primera vez que unen sus labios hay un factor paranormal por medio. Fue en la sexta temporada, cuando Mulder une sus labios a los de Scully, que en realidad, no era Scully, sino la Scully de 1939. Ella, por su parte, casi besa a Mulder en la cuarta temporada, solo que en aquella ocasión era un Mulder impostor.

A medida que avanzaron las temporadas, Mulder y Scully empezaron a decirse, a su forma, que se querían, pero a su forma. Entre ellos pasaba algo, pero no delante de las cámaras; la tensión sexual no se resolvía ante los ojos del espectador. Expediente X nos narraba su romance con imágenes evidentes, como en el episodio 17 de la séptima temporada. Scully se está mirando al espejo de madrugada, y llega a su habitación, donde Mulder duerme desnudo. La verdad estaba ahí fuera, pero de forma connotativa.

Ya fue a partir de la temporada 9 cuando la relación entre ellos quedó, por así decirlo, asentada y establecida. Como los más fieles seguidores sabrán, ambos acabaron teniendo un hijo… aunque la paternidad de Mulder quedó en entredicho con los nuevos episodios que vieron la luz a partir de 2016. Y no es que Scully le fuese infiel, sino que ese embarazo era parte de un complot para traer al mundo a un superhombre con ADN alienígena. Y es que entre Mulder y Scully, ni siquiera los problemas familiares podían ser al uso.