Cuando el país entero estaba acostumbrándose a eso de las videollamadas y hasta nuestros abuelos habían aprendido a descargarse Skype, el mundo necesitaba de un culebrón al que aferrarse. Y fue entonces cuando Marta López (re)apareció en nuestras vidas. La que fuera la primera expulsada de Gran Hermano 2 volvió a hacer las maletas para instalarse en Mediaset como una heroína casi sin quererlo.
Fue Alfonso Merlos, el que paseándose por los barrios digitales del youtuber Javier Negre, el que descubrió su propia infidelidad. La novela tenía todos los ingredientes para convertirse en el tema del verano: tertuliano político que cojeaba del lado derecho, colaboradora de programas de corazón y una reportera. De un día para otro nadie hablaba de otra cosa.
Merlos y Negre, más acostumbrados a tratar con gente de traje y corbata, de pronto eran la comidilla del mundo rosa. A la prensa de izquierdas se le hacía la boca agua. Twitter era un hervidero de mofas y Jorge Javier Vázquez se relamía viendo que todo esto ocurría en el salón de sus casas. "La descomposición de la derecha mediática", llegó a decir al compás de la 'Grândola, Vila Morena', la canción que conmemora la liberación del fascismo en Portugal.
En medio de una pandemia sin precedentes, de pronto, Marta López se había convertido en el motivo por el que volver a reír. Nos salvó del aburrimiento. Se encadenaron varias semanas de entrevistas, exclusivas y contenido morboso que incluso la gran hermana no cobró. El cheque vino después, cuando a principios de mayo, Vasile le hizo un contrato por tres meses de exclusividad.
Simpatizante de Franco
Pero nunca el oro reluce tanto. Siempre se termina manchando. Y a Marta López le pasó lo mismo. Poco a poco, en sus entrevistas, la colaboradora fue dejando un rastro que desprendía demasiado olor a VOX. No lo ocultó. Se proclamó defensora de la derecha española a los cuatro vientos en todas sus intervenciones. Y así fue como la exgranhermana se fue quitando la capa y los guantes de superheroína para convertirse en motivo de mofa en las redes sociales. No era nuestra Jennifer Aniston, ni de lejos. En el terreno de Sálvame, no era Belén Esteban saliendo de la casa de los Janeiro.
Llegó el verano y la extremeña se quedaba como una colaboradora más de la casa Telecinco. Ya no aportaba más que otro, pero tampoco molestaba en este entorno. Mientras tanto, en redes sociales se iban viralizando numerosos vídeos que caricaturizaban a la que tuviese un romance con el autor de ‘No rompas más’. Para postre, además, en una conducta de lo más irresponsable, se dejaba ver en sus redes sin tomar las medidas de precaución necesarias contra el COVID.
La que tendría que haberse convertido en víctima y ama de Telecinco empezaba a ser odiada en el universo digital. Por eso nadie ha llorado cuando este jueves se apuntaba a que Marta López era la responsable de que cuatro programas de Telecinco estuviesen en cuarentena. La colaboradora se pasó de lista y no tuvo tapujos en irse de fiesta sin mascarilla. A su vuelta, y con un positivo bajo el brazo, ha hecho que numerosos colaboradores y presentadores se hayan tenido que quedar en casa. Un auténtico desmadre que ha terminado con un fulminante despido.
Marta López entró a nuestras vidas como se fue: como un virus. Entró por los pasillos de Telecinco sin hacer mucho ruido y, cuando nos quisimos dar cuenta, todos estábamos infectados con el 'Merlos Gate'. Pero el verano ha servido como antibiótico para curar esta mala gripe. Como todo en Telecinco (y como diría Marie Kondo): Marta López ya no nos hacía felices. Deséchalo. Un beso. Gracias. Y adiós.