Lydia Lozano fue la primera protagonista de la nueva temporada de Mi casa es la tuya. En la entrega emitida anoche, la periodista repasó su vida personal y profesional junto a Bertín Osborne, contando con detalles algunos de los episodios más duros de su vida, como el accidente de tráfico en el que murió un novio, o todo lo que sucedió con el tema de Al Bano.
En la entrevista, ambos analizaron cómo el enfoque de la prensa rosa en televisión ha cambiado en los últimos años, y cómo los concursantes de realities como La isla de las tentaciones o Gran Hermano han desplazado a los personajes de ayer. “Quiero que venga alguien vivido y que me cuente, por ejemplo, cómo son las cosas detrás del telón de un teatro, cómo se liga ahí” explicó.”Antes iba Carmina Ordóñez a un plató y era increíble”, añadía.
En la parte final del programa, Lydia recibió la visita de una compañera de Sálvame: Conchita Pérez, la responsable del polígrafo. Y en el encuentro, revelaron cómo funciona la famosa máquina de la verdad.
“Si mientes, el esfínter se mete para dentro” explicaba Lydia, que se ha sometido al mismo en alguna ocasión. “Traducido, que aprietas el culito” matizaba Bertín Osborne. “¡Lo aprietas mogollón!” insistía Lozano.
La invitada desveló que en Sálvame “las preguntas son tan rebuscadas que, aunque digas la verdad, te da que es mentira” y que ella ha intentado engañar al polígrafo, por ejemplo, con el “culito apretado” cuando no correspondía.
“Se miden cinco parámetros, y uno de ellos es una almohadilla en el culete, porque el esfínter se abre y se cierra instintivamente cuando quieres mentir” explicaba Conchita. “¡Me muero!” reía Bertín Osborne. “¡Cada vez que mientes se te aprieta el culo!”, añadía, preguntando a continuación cómo se estudiaba esta materia. Así, Pérez le explicó que “para ser poligrafista bien hay que estudiar en EEUU, en la American Polygraph Association, que tiene doce escuelas reconocidas y en una de ellas estudié yo”.
Conchita explicó que junto a la dilatación del esfínter, se analizan otros cuatro elementos: la respiración torácica, la respiración abdominal, la presión sanguínea y la sudoración. Y que para ver cómo reacciona el cuerpo al faltar a la verdad, se realiza una “mentira dirigida”, consistente en pedir al invitado que escriba un número del 1 al 7, y a continuación, se le pregunta uno a uno qué numero ha escrito, y siempre tiene que que responder no. “Ahí se coge la mentira, recoge cómo funciona el cuerpo al decir la verdad y al mentir” , añadía.